Los arqueólogos han descubierto habitaciones adosadas a la muralla. Foto: MIQUEL ÀNGEL BORRÀS

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JONAS CLIMENT

El Grup de Recerca Arqueobalear de la UIB ha dado con un nuevo hallazgo en el poblado talayótico del Puig de Sa Morisca. Su descubrimiento revela que la muralla oeste, -que se están dedicando a delimitar-, tiene adosadas dos habitaciones en su parte exterior, o lo que es lo mismo, fuera del poblado. El encuentro de los arqueólogos arroja nueva luz sobre la evolución del poblado y el modo de vida de sus antiguos habitantes.

El hallazgo en el asentamiento de Santa Ponça, nacido entorno al año 850 A.C, evidencia que la muralla «terminó perdiendo su sentido cuando empezaron a construirse viviendas fuera de ella», apunta el codirector del proyecto, Manel Calvo. De la construcción de esas habitaciones en la última época de ocupación del poblado, entorno al I y II A.C, también se desprende que los habitantes pudieron instalarse fuera de la zona amuralla porque «los peligros existentes habían desaparecido», añade Calvo.

Durante las últimas excavaciones, los arqueólogos también han descubierto diversos utensilios, como un ánfora púnica o cerámicas de sigillata, de paredes finas romanas y de barniz negro de origen romano. Estas piezas, que pertenecen a la última época de ocupación del poblado, muestran «el intercambio y la influencia del mundo romano y civilizado en estos poblados indígenas de finales de la Edad del Hierro», explica Calvo.

Las excavaciones del Puig de Sa Morisca se iniciaron en 1997. Desde entonces, y debido a las limitaciones presupuestarias, el proyecto avanza con lentitud y por tramos. Para esta campaña, los arqueólogos cuentan con una partida del Ajuntament de Calvià de entre 20.000 y 30.000 euros. «El presupuesto sólo nos alcanza para trabajar durante julio y agosto», explica el también codirector Emili García, quien considera que «lo ideal sería hacer un consorcio entre instituciones para poder tener un equipo permanente».