Pep Bonet retrata en Honduras la transexualidad

Todo empezó con un encargo para plasmar la realidad sobre el Sida en Centroamérica que se expondría en agosto en México en la Conferencia Mundial sobre el virus. «Es un buen momento para reaccionar, la tasa de seropositividad es pequeña y está concentrada en grupos marginales», comentó el fotógrafo Pep Bonet, quien descubrió en su trabajo en Honduras que «había distintas temáticas: los huérfanos, la comunidad gay, los travestis, la prostitución».

Al terminar el trabajo, regresó a San Pedro Sula para profundizar sin depender de organizaciones y se concentró en dos historias: la difícil situación de los homosexuales y los transexuales que se dedican a la prostitución y la espeluznante vida de Javiercito.

Tragedias

«A los cinco años lo violaron, lo echaron de su casa por homosexual y a los nueve se empezó a prostituir», explicó Bonet. Jorge Javier Chirinos se hace llamar Scarlet Ruby y fue secuestrado cuando tenía cinco años. Ahora tiene doce y sobrevive con la ayuda de otros transexuales, es adicto a la marihuana, el alcohol y el crack, y gana entre 10 y 17 euros por servicio. El mallorquín retrató la vida cotidiana de Javiercito, fumando crack, travistiéndose o buscando clientes en las violentas calles de San Pedro.

A nivel técnico, Bonet ha recurrido a un laborioso proceso con la ayuda de Joan Roig, su asistente que ha retocado las imágenes. El fotógrafo ha trabajado con daguerrotipos, distintos tipos de grano, postales antiguas y placas de vidrio estropeadas para obtener una base sobre la que ha superpuesto las instantáneas de Honduras. «Hay que encontrar en cada historia una estética», aclaró. El reportero añadió que «el tema de la transexualidad tiene muchas capas, no he querido mostrar las fotografías de una forma directa, sino apostar por un cierto glamour y aire fashion, con mucho trabajo de postproducción».

«Todas estas historias no me han dejado indiferente, la prostitución es la única forma de vida para mucha gente», aseguró Bonet, quien dijo sentirse «más interesado por el mundo interior de esta gente y la transformación de hombre a mujer que por la violencia».