El cáncer pudo finalmente con Paul Newman, leyenda indiscutible del cine estadounidense cuyos ojos azules, posiblemente los más famosos de Hollywood y los que más suspiros provocaron, serán tan recordados como su brillante carrera.
Gran fumador, Newman reveló que padecía un tumor el pasado mes de junio, enfermedad contra la que luchó pero que le ganó la batalla la pasada madrugada. «Su muerte fue privada y discreta del mismo modo que había sido su vida. Fue un artista humilde que nunca pensó en sí mismo como 'grande'», según el comunicado de la familia. El actor murió en su casa, como fue su deseo.
Eterno aspirante al Oscar, obtuvo uno honorífico por toda su carrera en 1986 y al año siguiente finalmente lo consiguió por su papel de viejo zorro del billar en El color del dinero, cuando tenía 61 años y una larga carrera a sus espaldas.
Dos premios seguidos tras siete candidaturas por La gata sobre el tejado de zinc (1958), El buscavidas (1961), El más salvaje entre mil (1963), La leyenda del indomable (1967), Raquel, Raquel (1968), Ausencia de Malicia (1981) y Veredicto final (1982).
«Es como perseguir a una mujer preciosa durante 80 años», dijo el actor al recibir el premio, al que siguieron otras dos nominaciones, por Ni un pelo de tonto (1994) y Camino a la perdición (2002), su despedida del cine por la puerta grande, en un duelo interpretativo de altura junto a Tom Hanks.
Nacido el 26 de enero de 1925 en la localidad de Shaker Heights (Ohio, EEUU), el joven Newman, tras servir en la Marina durante la II Guerra Mundial como operador de radio, dirigió sus pasos hacia el Actor's Studio de Nueva York. Su belleza clásica no pasó inadvertida y logró granjearse sus primeras apariciones en los teatros de Broadway y en series de TV.
Debutó en el cine con El Cáliz de plata (1954) una película tan mala que cuando se estrenó en televisión el propio Newman publicó un anuncio en la prensa pidiendo disculpas.
Fue el papel de boxeador Rocky Graziano -originalmente destinado a James Dean- en el filme Marcado por el odio (1956), dirigido por Robert Wise, el que llamó la atención de la crítica y los productores de la industria, que vieron en él a la próxima gran estrella de Hollywood.
Lo que se confirmó dos años más tarde con La gata sobre el tejado de zinc, una adaptación suavizada de un texto sureño de Tennessee Williams, en el que formó una inolvidable y bellísima pareja con Elizabeth Taylor.
En los años siguientes Newman correspondió a la confianza depositada en él y fue el motor de éxitos de taquilla tan relevantes como Éxodo (1960), El premio (1963), Harper (1966) o Dos hombres y un destino (1969), junto a su amigo Robert Redford, con quien repetiría en El Golpe (1973), ambas bajo las órdenes de George Roy Hill. Entre papel y papel, Newman se subía a uno de sus automóviles de carrera, su gran afición.
Entretanto, dirigió Raquel, Raquel, que logró candidaturas al Oscar a la mejor película y a la mejor actriz, para su esposa Joanne Woodward; Casta invencible (1971) y El efecto de los rayos Gamma sobre las margaritas (1972).
Woodward y Newman, que coincidieron en la grabación de El largo y cálido verano (1958) y fueron padres de tres hijas, formaron uno de los matrimonios más sólidos de la industria -«¿Para qué hacer el tonto con hamburguesas si tienes un filete de primera en casa?»- y fijaron su residencia en Connecticut cuando abandonaron Hollywood en 1960. Se casaron en Las Vegas el 29 de enero de 1958, un día después de que Newman obtuviera el divorcio de Jackie Witte, su primera esposa, con la que tuvo tres vástagos. El único hijo varón del actor, Scott, murió de una sobredosis en 1978, lo que fue un golpe enorme para Newman, que creó en su memoria el Scott Newman Center, un centro para la prevención del uso de drogas. En los últimos años de su vida, Newman se había volcado en su trabajo filantrópicoa través de una fundación y dedicó 250 millones de dólares a diversos proyectos en todo el mundo. Gran parte de ese dinero lo ganó con una empresa de alimentación, Newman's Own, que comenzó «como una broma» en el sótano de su casa, según relató Forrester, presidente de la entidad.
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