TW
0
AGENCIAS Tras muchos años en los que su nombre sonaba como ganador del premio Cervantes, el escritor Juan Marsé se llevó ayer este prestigioso galardón «por su decidida vocación por la escritura, venciendo los elementos personales y su dura vida, y por su capacidad para reflejar la España de la posguerra».

Ésas son algunas de las razones a las que aludió el presidente del jurado, José Manuel Blecua, en la rueda de prensa en la que el ministro de Cultura, César Antonio Molina, hizo público el fallo del premio, que en esta edición está dotado con 125.000 euros, 35.000 más que en años anteriores.

El autor de Últimas tardes con Teresa resultó ganador «por mayoría» en una votación «muy fluida», según fuentes del jurado.
El Cervantes también lo obtuvo Marsé, según Blecua, «por su sensibilidad para reflejar el español o castellano hablado en Catalunya, representado muy bien por los personajes de sus novelas».

Tras conocer el fallo, el novelista aseguró que escribe «para evocar algunas experiencias que no he tenido y que me hubiera gustado tener» y, naturalmente, como búsqueda de una «determinada forma de belleza».

Marsé, uno de los más populares escritores catalanes que escriben en castellano, comentó que no se siente bandera de una lengua ni piensa hacerlo: «Cada uno escribe en la lengua que quiere, y en todo caso defiendo mi derecho a escribir en la lengua que me dé la gana, porque la lengua es un vehículo, una manera de entender y yo no soy en absoluto nacionalista».

Marsé explicó que mientras se anunciaba su nombre como ganador estaba en la consulta del cardiólogo, que le notó algo nervioso. El autor admitió al médico que en ese momento se fallaba en el Cervantes. No supo la noticia hasta que, de vuelta a casa, se lo anunciaron los periodistas que le esperaban a la puerta.

De entre todas su obras, el autor destacó sus preferidas: Encerrados con un solo juguete "por la que siente «debilidad» por ser la primera, en una época «importante» en su vida", Si te dicen que caí y Rabos de lagartija.

El novelista, quien se mostró «encantado» con el premio, lo dedicó a los escritores de la Generación del 50, la suya.