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CELIA HEREDIA El pintor y escultor Ñaco Fabré (Palma, 1965) tomó ayer posesión como académico numerario en la sección de Arts Plàstiques i Visuals de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià en un acto celebrado en la sede de la entidad, donde Fabré agradeció la invitación a que «su voz y su criterio puedan ser de utilidad para preservar la buena salud de las Bellas Artes en nuestra sociedad».

Bajo el título Aproximaciones: desde la mirada hacia la experiencia estética, Fabré señaló que «las artes digitales y multimedia son responsables también de nuestra conducta estética y creativa», aunque afirmó que los avances de la ciencia «difícilmente podrán sustituir al gesto directo y único que proporciona el dibujo o la mancha».

Su discurso versó sobre la importancia de «los valores estéticos» en la educación, siendo la pintura un lugar idóneo para hacerlo y definiéndola como «un camino de libertad y a la vez de riesgo», que él mismo ha seguido con el lenguaje de la abstracción. Ñaco Fabré recordó la relevancia que ha tenido en su «manera de mirar» el hecho de haber vivido en El Terreno, «hoy un barrio desmejorado y tristemente ignorado».

Tras sus palabras, el académico Juan Montes de Oca ofició la respuesta de la Reial Acadèmia de Belles Arts exponiendo que «su obra le ha convertido en un artista cosmopolita», que «pasó del paisaje figurativo a la abstracción manteniendo la constante de la naturaleza». Además, apuntó la necesidad de la entidad «de más y nuevas energías, y de personas que se esfuercen por hacer de ella una razón de ser».

Por su parte, la consellera de Cultura del Govern, Bàrbara Galmés, afirmó: «Es un acierto este reconocimiento a la trayectoria de uno de los artistas más reconocidos de su generación, un referente de la abstracción lírica». Autoridades y académicos recordaron durante el acto la figura del compositor y académico Antoni Martorell, fallecido hace sólo unos días.