El galerista Rafael Martínez acaba de reeditar el libro 'Fraude', de Clifford Irving. g Foto: JAUME MOREY

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CELIA HEREDIA «En el verano de 1961, haciendo el menor ruido posible, un caballero húngaro, soltero, expatriado, apuesto y de mediana edad, que decía llamarse Elmyr d´Hory-Boutin, alquiló una confortable casa en la isla española de Ibiza». Así comienza ¡Fraude! La biografía con la que el escritor Clifford Irving descubrió a uno de los más elegantes falsificadores de cuadros y que ahora acaba de reeditar Rafael Martínez en su editorial, Norma.

Se presentaba ante los directores de los museos más importantes del mundo y los galeristas como un noble húngaro expatriado con la necesidad de vender las grandes obras que un día pertenecieron a su adinerada familia. Éstos no dudaban en la autenticidad de unos cuadros que d´Hory pintaba en el sótano de su casa de Eivissa. «Sabia dibujar con el estilo de los grandes como Matisse, Picasso, Degas, Léger, Cézane o Renoir», comenta Martínez. «Él era un gran artista, pero su estilo propio no gustaba a nadie».

D´Hory era «un hombre que siempre estaba huyendo» de la Gestapo, de la policía española, de la Interpol y así aparece en la biografía que «el inteligente y hermético» Clifford Irving escribió en 1972 atraído por la forma en la que Elmyr se enriquecía. «Se conocieron en Eivissa, eran amigos y vecinos». Por aquel entonces, Elmyr desconocía las consecuencias de hacer pública su actividad en un libro. Después de su publicación, la policía empezó a perseguirle. Sus dos amantes «empezaron a aprovecharse de su riqueza», mientras que todos los días llegaban a su casa demandas provenientes de países extranjeros. Después de ser descubierto apareció el miedo a que lo expatriaran de Eivissa y eso le llevó a tomar una dosis de tranquilizantes más elevada de lo indicado, por lo que Elmyr murió en 1976, un desenlace que ahora aparece publicado en la reedición de Norma que se presentó ayer en Palma.

Irving todavía vive. Y corrió mejor suerte que Elmyr después de falsificar una biografía de Howard Hughes por la que cobró un millón de dolares.