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CELIA HEREDIA El 8 de febrero de 1971 Damià Huguet escribió una carta a su amigo Joan Mas i Vives. En ella hablaba de Godard, de Berlanga, de Bertolucci o de Visconti.

Mientras al clarinete sonaba el tema central de Amarcord, de Fellini, unos con la mirada pérdida y otros, como Jaume C. Pons Alorda, con los ojos cerrados, escuchaban los apuntes cinematográficos de ésta epístola, acompañados de los versos que, con maestría, y una dosis de rap supieron dramatizar Magdalena Gelabert y Jaume Gomila.

El presente y el pasado se dieron cita la noche del pasado viernes, en un restaurante varado de la Bahía de Palma. El lugar elegido por la Associació d´Escriptors en Llengua Catalana (AELC) para entregar los premios Cavall Verd, Rafel Jaume y Josep Maria Llompart que, en esta XXVI edición, recayeron en el poeta y editor Antoni Xumet, por la traducción del portugués al catalán del poemario Ofici de paciència, de Eugenio Andrade, y al poeta y periodista Miquel Cardell por su poemario Les terrasses d´Avalon.

Eduard Verger, antes de que Xumet subiera a recoger su galardón, se refirió a la traducción del poeta como un trabajo que «nos ha permitido disfrutar de la versión en catalán de una lectura más reciente de Andrade», a lo que Xumet respondió que «si la poesía es buena, es mucho más fácil de traducir».

Fue Antoni Vidal Ferrando, siempre acertado, quien supo desnudar la obra de Cardell y que describió como «una actualización de las leyendas del Rey Arturo». Cardell, más emocionado que Xumet, recogió su galardón recordando su vinculación con la librería Cavall Verd y su relación con Huguet, bajo la mirada atenta del hijo del poeta de Campos, Biel Huguet, quien, en esta gala, compartió mesa con la presidenta del Consell, Francina Armengol, la directora insular de Cultura, Joana Lluïsa Mascaró o el presidente de la AELC, Guillem-Jordi Graells. En la cena también se pudieron ver otras caras conocidas como las de Fany Tur, directora de IRL o los escritores Antonia Vicenç o Joan Mas i Vives.