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MARIANA DÍAZ Los técnicos del departamento de Patrimoni Històric del Consell se desplazaron ayer a Can Prunera de Sóller, propiedad de la Fundació Tren de l'Art, para inspeccionar las obras de rehabilitación de esta casa modernista y, según ha podido saber este diario, los trabajos de restauración han recibido su visto bueno con nota, especialmente en lo que se refiere a la decoración de pinturas y techos, a los suelos de baldosa hidráulica y a las soluciones aportadas por los arquitectos.

Por ejemplo, desde el Consell se informó ayer que los citados técnicos consideran «una muy buena estrategia» que el edificio anexo, de nueva factura y de hormigón, que se ha levantado donde antes había un garaje, «albergue los usos como el del ascensor o los baños, liberando al edificio modernista de estas infraestructuras».

En cuanto a las decoraciones de paredes y techos, en las que, tras la construcción de la casa, en 1911, «hubo repintes» en algunas zonas, estos expertos aprueban la búsqueda de una «tonalidad» para el interior que unifique el conjunto ya que algunas de las pinturas originales que están debajo de los esmaltes son «imposibles» de recuperar.

Can Prunera, apuntan, es un «conjunto» modernista mucho más completo que las edificaciones de este tipo de Palma, donde el estilo, casi siempre, «afecta sólo a la fachada» y, en ese sentido, es «superficial». Aquí todo es modernista, tanto en el interior como el exterior, las puertas, el mobiliario, las verjas, que también se restauran y volverán al interior del recinto.

«Pocas veces hemos visto una casa tan entera». Can Prunera, que es Bien de Interés Cultural (BIC), es, también, «una joyita» como conjunto.