Las conclusiones sobre la investigación arqueológica del barco griego hundido en la Cala Sant Vicenç de Pollença abren una nueva puerta para el estudio del comercio en la época talayótica. El resultado de las excavaciones, realizadas en los veranos de 2002 y 2004 por el Centre d'Arqueologia Subaquàtica de Catalunya (CASC) y el Consell de Mallorca, se presentaron ayer con un exhaustivo volumen en el que han participado 37 investigadores internacionales y que lo convierte en una obra de referencia en el análisis de la arqueología griega del Mediterráneo.
Este buque, de más de veinte metros de eslora, y cuyo hundimiento se ha fijado entorno al 520 antes de Cristo, es el más grande descubierto hasta el momento y el mejor conservado, con diferencia. Se estima que en su interior portaba unas treinta toneladas de carga. Un material, que el director del CASC, Xavier Nieto, calificó de «extraordinariamente heterogéneo».
La llegada de esta embarcación al litoral norte de la Isla, donde hasta ahora los testimonios que se han encontrado sobre comercio griego son muy escasos, se puede entender, según Nieto y la arqueóloga Marta Santos, coautora del volumen, dentro de la estrategia del comercio marítimo griego de acceder a nuevos mercados. El hundimiento de esta embarcación tuvo lugar apenas medio siglo después de que los griegos fundaran Empúries, en Girona. Y, aunque el predominio del comercio en el sur del Mediterráneo siempre fue púnico, puede ser, apuntan estos arqueólogos, que «la presencia griega en Mallorca fuera mayor de lo que se pensaba».
Más allá de esta tesis, este buque es en sí mismo un «testimonio excepcional para el estudio de la arquitectura naval del momento, al ser uno de los cinco encontrados en todo el mundo construidos con la técnica del cosido y el segundo más antiguo del Mediterráneo», coincidieron los arqueólogos.
Actualmente esta embarcación, según Santos, posiblemente procedente de Empúries, continúa hundida bajo cinco metros de arena. Según Nieto, «su extracción, aunque posible, supondría un coste tan elevado que de momento se descarta». De momento, el Consell de Mallorca y el CASC han iniciado, «hace escasos días», los contactos para valorar la posibilidad de exponer la «mercancía» que de él se extrajo. Entre otros aspectos, la muestra también está pendiente de presupuesto. Hoy, todo el material está depositado en el Museu de Mallorca.
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