Entre esta zona de pinos se ubicará el centro de recepción de visitantes.

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A.LARGO

A finales de este mes, arrancarán en Bellver las obras del futuro centro de recepción de visitantes, un espacio que dinamizará el recorrido por la fortaleza, previsiblemente, a partir del verano de 2010. Será entonces cuando este espacio, de unos 160 metros cuadrados y situado junto a la zona de aparcamientos, abra definitivamente sus puertas.

Por el momento, las obras ya han sido adjudicadas a la empresa Sociedad Ibérica de construcciones eléctricas SA y en las próximas semanas, según explico la regidora de Cultura, Nanda Ramon, se planificará un calendario de trabajo, se nombrará al coordinador municipal de la obra y se ultimarán detalles para empezar a trabajar, previsiblemente, la última semana de mayo.

Hasta la fecha, la visita por la fortificación circular gótica, construida entre 1309 y 1311, finalizaba tras recorrer el interior del castillo, sus diferentes salas y después de haber disfrutado de sus espectaculares vistas desde la terraza o sus miradores. Con la apertura el próximo año de este espacio, los visitantes, alrededor de 310.000 al año, dispondrán de un servicio de cafetería, podrán informarse sobre las diferentes actividades que pueden realizar en Palma o llevarse algún recuerdo de la tienda de souvenirs. Una oferta complementaria y auxiliar que enriquecerá la visita a Bellver y que permitirá saldar una demanda turística. Así lo cree el arquitecto Àngel Hevia, quien, junto a Gabriel Golomb, es el artífice de este proyecto que se instalará junto a la zona arbolada de los aparcamientos que puede verse en la imagen. Según explicaron, el espacio destinado a las plazas de aparcamiento también se reordenará y se conectará con la entrada principal a la fortaleza.

El centro de recepción de visitantes se subdividirá en cuatro estructuras «ligeras y discretas» -cuya construcción «sencilla y sin cimientos» cuenta con un presupuesto de 950.000 euros- que conectarán con la entrada principal de la fortificación mediante un recorrido habilitado por la zona arbolada del foso. De este modo, se salvará el tramo de la carretera. Sin embargo, también se podrá entrar o salir directamente del castillo aprovechando el acceso lateral rehabilitado por Elías Torres y que en estos momentos está cerrado.

Lo primero que podrá encontrarse el turista nada más dejar el coche es el módulo destinado a la oficina de información y venta de entradas, además de un pequeño jardín, donde se sembrarán algunas de las plantas o especies que pueden encontrarse en Bellver. El aspecto exterior será de acero oxidado y en el interior «se utilizará tablones de pino o madera de bambú», explicó Àngel Hevia, quien apuntó que la pieza está tratada «como un pequeño mueble».

Elevados sobre el suelo para evitar hormigonarlo, estos módulos de diferentes medidas estarán separados (como puede verse en la imagen superior) por una pasarela con pérgola que conducirá hasta la entrada de Bellver.

En el segundo espacio se ubicarán los aseos alrededor de un pequeño patio y le seguirá otro que será ocupado por la cafetería. Entre la zona destinada al bar y el módulo de la tienda se abrirá un porche, que ofrecerá un espacio libre hasta el mirador del bosque de Bellver.

El diseño de este proyecto trata de encajar en el espacio sin alterar la zona en la que se ubica. Por ello, los arquitectos han tenido en cuenta los pinos existentes para integrarlos en el proyecto.

Con estos renovados 160 metros cuadrados, Bellver se pone al día y subsana algunas de sus principales carencias.