La imagen del cardenal Despuig (Palma, 1745 - Luca (Italia), 1813) paseando por los actuales jardines de Raixa será, a partir de ahora, sólo una figura literaria. Así se desprende del trabajo de investigación recién publicado bajo el título Raixa. L'origen dels jardins i el projecte neoclàssic de Giovanni Lazzarin (1740 - 1802), (colección La Mataescrita. Quaderm núm. 1), que firman los historiadores Aina Pascual y Jaume Llabrés. En el mismo sostienen, entre otros muchos datos nuevos, que los jardines que hoy conocemos comenzaron a construirse en 1807 tras la compra de caudal de agua del predio de Pastoritx a los Morell, un contrato que firma Ramon, sobrino del cardenal, porque éste no estaba en Mallorca.
Para esta nueva reinterpretación de la historia de los jardines de la possessió de los Despuig, los autores, que llevan desde 1990 investigando sobre jardines históricos y casas señoriales, se basan en documentación inédita como planos, -que se publican en el libro-, contratos y cartas, así como en una relectura de la ya existente. «Todo ha ido encajando», dicen. Su reto ha sido exponer el «estado de la cuestión y, además, aportar documentación nueva».
En el libro se publica el plano inédito, con la nomenclatura en italiano, del proyecto original, de estilo neoclásico, que el cardenal encargó al arquitecto italiano Giovanni Lazzarini y que no llegó a realizarse. Los autores lo encontraron en el Arxiu del Regne, lo atribuyen a Lazzarini y explican que el jardín que finalmente construyó el maestro de obras Tomàs Abrines, a partir de 1807, fue «una versión mucho más modesta» del proyecto de Lazzarini, que según el plano era «de gran envergadura».
Además de datar la construcción de los actuales jardines en el XIX, y no en el XVIII, como se viene aceptando mayoritariamente, explican «lo que había antes del jardín actual».
Un aspecto importante de su investigación fue comprender que la finca de recreo y agrícola de los Despuig no contaba con suficiente agua para jardines y huertos. La familia era productora de aceite y en las tafonas de Raixa y de Raixeta se necesitaba mucha agua. Y en la possessió, en época del abuelo del cardenal, Joan Despuig, «disfrutaban» de huertos-jardines.
Por un contrato de arrendamiento de 1740, estos historiadores supieron de la existencia de dos huertos, l'hort de la Gruta y l'hort de les Llimoners. En un inventario de 1772 se habla de l'hort Nou, sobre el que se hizo la escalinata.
El padre del cardenal, Ramon Despuig, quiso ampliar los huertos y encargó un aljibe al ingeniero militar Francisco Ricaud de Tirgalle en 1753. Basándose en detalles de un plano hallado en la Biblioteca Nacional, que también publican, Pascual y Llabrés creen que comenzó a construirse y que acabó integrado en el estanque.
Tras la muerte del cardenal, en 1813, sus sobrinos, con los que mantenía una excelente relación, «quisieron construir su sueño, adaptado a la realidad» económica del momento, maltrecha tras la Guerra del Francés, en la que el sobrino Ramon había luchado, y durante la que se bloquean las rentas del cardenal.
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