Matas apuntó que hace unos días visitó a Joana Lluïsa Mascaró, consellera insular de Cultura, en compañía de un técnico del museo de Son Fornés para hacerle el ofrecimiento y que de la reunión salió la idea de crear una comisión entre el Ajuntament de la localidad y el Consell para «estudiar» el tema.
El alcalde explicó que la idea se le ocurrió «cuando leí en la prensa que se cerraba el centro de arqueología de Son Rossinyol».
La finca de Son Fornés acoge el yacimiento talayótico del mismo nombre, que se completa con un museo en el pueblo donde se exponen los restos arqueológicos hallados en las excavaciones en el mismo.
Según contó ayer el alcalde, dicha finca tiene una extensión de unos 100. 000 metros cuadrados que incluyen unas casas de possessió de unos 1.000 o 2.000 metros que necesitan rehabilitación.
Al alcalde la gustaría crear allí «un centro para investigación que pudiera alojar a investigadores y donde se ubicara el museo, que está en el pueblo». Como el lugar es enorme, también podría albergar un espacio para que los arqueólogos pudieran guardar allí los restos surgidos en las excavaciones, limpiar y siglar el material. La idea de Matas es que se constituya «un ente, una fundación, un consorcio o lo que fuera mejor, entre el Ajuntament, el Consell y la Universidad Autónoma de Barcelona, que siempre nos ayuda mucho».
Tanto Mascaró como Bien Cerdà, director insular de Patrimoni, coincidieron en que ni el Consell ni el Ajuntament tienen dinero para acometer un proyecto de este tipo, pero confirmaron que «estudiarán posibles colaboraciones». «Somos sensibles con las peticiones de los arqueólogos y estamos estudiando y barajando posibilidades, pero tenemos que ceñirnos al presupuesto, ser más austeros que en Son Rossinyol porque no hay tanta demanda», dijo Cerdà.
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