01/06/09 0:00
EMILI GENÉ
Fiesta civilizada aunque multitudinaria, digna de la profesionalidad de nuestra mejor banda. Puntual, organizada y tranquila (la lluvia quedó en amenaza de una noche fresquita), la celebración transcurrió en un ambiente festivo y familiar ajeno a excesos y bravatas. Agradecimientos a instituciones, al público, a la gente que en la misma plaza podía comprar el disco recopilatorio con una camiseta de regalo para los 200 primeros que aprovechamos la oferta. Un disco desbordante, por cierto, en cantidad (de material gráfico, de música, de recuerdos) pero que no iguala en calidad a lo escuchado sobre el escenario. Los músicos de la orquestina no desmerecen en directo porque su técnica individual y la cohesión conseguida a base de horas y horas de ensayos bien aprovechadas consiguen un sonido compacto y una interpretación convincente. Lección de versatilidad, dividida en partes anunciadas casi con criterio didáctico por el líder y maestro de ceremonias, que presentó al inicio a cada uno de los componentes, y después a los que se fueron sumando. Mención especial para figuras como Toni Miranda o Miquel Brunet, pero los mismos sinceros aplausos para todos, instrumentistas o cantantes, estos últimos rotando en pareja hasta llegar al trío ye-yé, que justamente protagonizó el único pequeño problema de sonido, impecable en balance a lo largo de toda la velada.
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