China, la polémica invitada de honor de la Feria del Libro de Fráncfort 2009, ha montado allí una instalación que relata la larga evolución de los soportes para la escritura: de escribir sobre piedras a la imprenta, pasando por el pergamino. Al final del camino, la última revolución: el libro digital. Conclusión: el papel no ha existido siempre; bienvenido sea el byte. Mientras el ebook ha sido el epicentro de la feria, los editores de Balears dan los «primeros pasos» hacia la inevitable digitalización.
En Fráncfort la mayoría de los expertos cree que el libro digital superará al tradicional en menos de diez años. «Hay una auténtica obsesión. No se habla de otra cosa», afirma el editor Francesc Moll. «Hay que tener presente que el libro digital marcará el futuro, pero es discutible que sea un futuro tan cercano». Moll considera que los dos modelos van a convivir. «El primer paso será editar electrónicamente sólo algunas obras o hacer versiones en ambos formatos. Hay que ir con prudencia porque las editoriales mallorquinas somos pequeñas», afirma Gracià Sánchez de El Gall.
Aunque un archivo digital se puede leer en el ordenador, el móvil o la PDA, actualmente se están popularizando los lectores específicos. Permiten descargar inmediatamente las obras, realizar anotaciones, aumentar el tamaño de letra y utilizan una pantalla especial (de 'tinta electrónica') que tiene alta resolución y es mucho más agradable a la vista que la de un ordenador. Pueden almacenar al mismo tiempo varios de los dos millones de títulos que ya hay disponibles en formato digital. Esto facilita «almacenar muchos originales, lo cual permite viajar cómodamente con varios libros encima y evita gastar papel inútilmente», afirma Moll. Otra ventaja: es más barato que el libro impreso (o incluso gratuito, si ya han caducado los derechos de autor).
Precio
Por contra, un reproductor no cuesta menos de 250 euros y hay que cargarlo. Y, como recuerda Lleonard Muntaner, «falta regularizar el formato de los archivos y los soportes» para generalizar el ebook. Actualmente no existe un estándar, sino más de 25 tipos de archivo y multitud de reproductores que no son compatibles con todos los archivos. Además, los editores creen que el papel no va a desaparecer porque «da seguridad, mientras que el digital es una inversión provisional». La tecnología avanza y «un libro electrónico, tanto el aparato como el archivo, quedará desfasado en unos años», dice Moll. O lo renuevas o lo pierdes.
«Otra duda es ver qué pasará con los costes de edición», dice Sánchez. No es la única pregunta a la que todavía no hay respuesta. ¿Será igual de rentable editar en digital? ¿Cada empresa distribuirá sus archivos? ¿Se materializarán plataformas conjuntas? ¿Conseguirá Google extender su monopolio al terreno del libro? Queda ebook para rato.
«Hay que ver cómo se garantizan los derechos de autor en el medio digital», dice el escritor Miquel Bezares. De hecho, éste es la principal problemática del soporte electrónico. «No está claro cómo funcionarán los derechos», dice Lleonard Muntaner. «Lo evidente es que, viendo lo que ha pasado con la música, no nos puede pasar lo mismo. Tenemos esa experiencia», añade. Al igual que ha pasado con la música, ¿los escritores podrían prescindir de intermediarios y vender directamente sus creaciones? «No creo que nosotros podamos vender directamente nuestros libros. Siempre habrá un intermediario», cree el escritor Melcior Comes.
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