«Aunque creamos que es un drama, en realidad es una tragicomedia pícara. El Lazarillo recibe golpes por todos los lados, pero sigue adelante y acaba siendo inmensamente feliz». Así defienden los actores de Teatre Estable de Mallorca su versión de Lazarillo de Tormes, que desde hoy hasta el 1 de noviembre representan en el Auditòrium de Palma.
Martín G. Ramis es el encargado de la dirección y adaptación del montaje, «fiel reflejo del libro» escrito hacia el siglo XVI. En cualquier caso, los intérpretes avisan que «el lenguaje que utilizamos no es el propio de la época de Carlos V». Los papeles principales están interpretados por Joan Ferragut, Lola Paniza, Martín Garrido y Pepe González.
Al contrario de lo visto en otras adaptaciones, en este montaje «no hay niño» que dé vida a Lazarillo de joven. Así, los actores que interpretan al personaje en diversas fases adultas, 'viajan' al pasado. De hecho, los cuatro actores de la compañía encarnan a varios personajes cada uno. González, por ejemplo, interpreta al Lazarillo, al clérigo y al pregonero. Esto lleva a los actores «a un constante cambio de registros: pasas de ser el Lazarillo de niño a ser un cura cabrón. Es un ir y venir muy interesante», afirma el actor.
En esencia, el montaje apuesta por «retratar la España oscura y negra» de la época, apoyándose en los temas del libro, como el sentido del honor o la dignidad humana. Utiliza múltiples juegos de luces y una escenografía cambiante. Puesto que el libro es de lectura obligatoria en los institutos, la obra está adaptada pensando en los alumnos de secundaria, y también se realizarán varias funciones escolares.
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