Can Prunera fue ayer testigo del encuentro entre uno de los artistas «más universales del siglo XX mallorquín», Juli Ramis, y su Sóller natal. El museo modernista acogió la inauguración de la muestra Juli Ramis inèdit, integrada por una docena de óleos, algunos de ellos expuestos en Palma en los años cuarenta y otros desconocidos hasta hoy por el público, al pertenecer a coleccionistas privados.
La exposición, comisariada por Joan Oliver 'Maneu', presenta «las diferentes fuerzas y estilos» que «este gran pintor» dominó en aquellos diez años, comentó el presidente de la Fundació Tren de l'Art, Pere A. Serra, durante la inauguración de la muestra, a la que asistieron el alcalde de Sóller, Lluís Colom; el presidente del Ferrocarril de Sóller, Óscar Mayol; el consejero de dicha entidad, Vicenç Sastre, y el director de Can Prunera, Rogelio Araújo. También acudieron a la presentación el portavoz del PP balear, Carlos Simarro, y los concejales del Ajuntament de Sóller Francisco Rodríguez, Antoni Femenias y Miquel Gual; además de los artistas Betty Gold, Patrick Guino, Bel Ramis, Claudio Capellini, Cristian Karis; Pep Roig o Carme Mateu, conservadora de la Col·lecció d'Art Serra.
Este conjunto de obras recogidas en Juli Ramis inèdit, que podrá visitarse hasta el 13 de diciembre, fueron firmadas por el artista tras el regreso de su primera visita a París. En ellas, se aprecia cómo Juli Ramis llegó muy impresionado por las nuevas corrientes de vanguardia.
«Era un poeta con los pinceles», dijo 'Maneu', quien explicó que el pintor «realizó su primera muestra individual en Palma en el año 1933». Antes de la Guerra Civil, estuvo en Francia y allí conoció «a algunos de los pintores españoles de la Escuela de París y se integró entre los noucentistes catalanes, los cubistas y postcubistas», apuntó Joan Oliver, quien manifestó que «Can Prunera es un ejemplo de lo que en el ámbito de la cultura se tendría que hacer» y su deseo de que «cada año se pudiera inaugurar una muestra con obras de cada década en la vida de Juli Ramis».
Los años que abarca la exposición también coincidieron con el tiempo en el que el pintor compartió estudio en Madrid con el cubano Wilfredo Lam y expuso en el Ateneo de la capital. La influencia de Lam se aprecia en obras como Interior amb dos personatges. Según 'Maneu', el artista de Sóller regresaría luego a Mallorca y sería, a partir de los cincuenta, cuando se abriera al mercado internacional.
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