Con voluntad didáctica, la muestra hace un recorrido creativo por su obra, partiendo de las pinturas que Castaldo (Sóller, 1936) pintó durante su formación académica en Barcelona. Pronto se vio abocado a la cerámica, que lo atrajo «por su materialidad y el proceso constante de buscar una textura, una naturalidad», explicó ayer. En los primeros jarrones que creó destaca la gran importancia del dibujo. Posteriormente «fueron ganando importancia la materia y el color».
Como explicó la comisaria de la muestra, Carmen González-Borràs, el artista ha aportado a la cerámica cambios «históricos». De entrada, la frontalidad de las piezas, que tienen siempre un punto de especial relevancia, dominado por el color o por un 'corte' en la superficie del jarrón, que nos permite ver su oscuro interior. «Castaldo cuestiona la naturaleza y la funcionalidad de la cerámica. Rompe su forma o la pone boca abajo. Nos aporta una nueva visión del objeto y nos permite descubrir lo nuevo dentro de algo conocido». Aparte de jarras, la muestra también incluye dibujos, pinturas, cuadernos y fotografías, así como sus murales, que le permiten unir «pintura y arquitectura».
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