Sistema constructivo del tejado de las caputxines, uno de los más interesantes de Palma, lleno de goteras. | Jaume Morey

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Un proyecto de restauración «proteccionista» y «más barato» que «conservará» todas aquellas estructuras y vigas que sean salvables, según el estudio de la restauradora y experta en maderas Marisa Justo. Así califica Biel Cerdà, director insular de Patrimoni Històric del Consell, la inminente restauración de los tejados del convento de las caputxines de Palma, en la actualidad en estado ruinoso en buena parte que, literalmente, hace aguas cuando llueve.

La primera fase del trabajo cuenta con una subvención de la Conselleria d'Obres Públiques y la dirección de la obra corre a cargo del arquitecto Carlos Clemente, autor del proyecto de rehabilitación.

Metros y metros de cubiertas, comenzadas a construir en el siglo XVII, hasta tienen nombre, según la zona del convento o de la iglesia del mismo que protejan: la del secadero, la zona donde las monjas secaban la ropa; de la portería y del dormitorio; las del evangelio, epístola, crucero y de la nave central del templo.

Según explican desde Patrimoni, este tejado fue realizado mediante un entramado de maderas y teja vista desde el interior muy característico de los sistemas constructivos durante siglos en Mallorca, que los técnicos del Consell recomendaron preservar porque, a pesar de su mal estado actual, es uno de los más unitarios y mejor conservados de Palma. Algunas de las enormes vigas que los sostienen llevan firma, probablemente del carpintero que las construyó, y otras se cree que proceden de mástiles de barcos. Pero la mayoría sufren el ataque de tres clases de hongos, tan fuerte «que se pensaban que la madera estaba encalada, de lo blanca que la habían dejado», apunta Cerdà, quien señala que se trata de un proyecto «de auténtica recuperación del patrimonio».