Así, el Consell ha decidido «dar entrada a la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià, una entidad con prestigio e historia que no ha tenido tanta presencia», explicó ayer el secretario técnico de Cultura, Miquel Barceló, y dar continuidad a la Societat Arqueológica Lul·liana.
ARCA mostró ayer su «indignación» y exigió «una rectificación» respecto a esta decisión «injusta» tomada a nuestra espalda». De la misma opinión es Ángel Aparicio, presidente del GEFB, quien no conocía ayer la noticia. «Me estoy enterando ahora. Nadie nos ha comunicado nada. Nos adherimos a la queja de ARCA y no sólo porque nos hayan excluido de la Ponència, sino porque ni nos han informado. Me parece una grosería y una falta de respeto y formalidad». Aparicio confirmó que, de hecho, no fueron convocados a la reunión celebrada ayer en la que, entre otros asuntos, se echó atrás la declaración como Bien de Interés Cultural de la finca de sa Bassa Blanca de la Fundación Yannick y Ben Jakober.
Miquel Barceló reconoció el error de la institución «al no llegar a tiempo de informarles», recordó que formar parte de la Ponència de Patrimoni «no es un derecho» y aseguró que esta decisión «no signigica que [ARCA y GEFB] no puedan aconsejarnos».
Respecto a sa Bassa Blanca, Barceló explicó que «ha habido disparidad de criterios sobre el alcance de la declaración», que se estudiarán «otros criterios», y como «el expediente puede caducar en breve, en función de la urgencia, puede que decida la Comissió [política]».
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