Eugenio Merino, junto a la pieza de Franco.

TW
0

Puede que algunos lo recuerden por la polémica que suscitó la representación de Franco dentro de una nevera que presentó en ARCO Madrid 2012. La pieza le valió a Eugenio Merino la demanda de la Fundación Nacional Francisco Franco, que se desestimó este año, pero el artista reconoce que «cargo de ironía, tanto la Dictadura, como la democracia y la situación social actual». Muestra de ello son las obras que expone, hasta el 19 de noviembre, en la Louis 21 Gallery de Palma (San Martí, 1) en la muestra Siempre .

«Son obras sencillas, pero con un mensaje directo», reconoce su autor. Hay, desde dibujos, a un grabado, además de instalaciones y esculturas, una de ellas «un remake del Franco en la nevera».

Merino considera que «intentamos ver que el artista es polémico, pero yo solo muestro mi punto de vista». En su opinión, «tanto religión como política, según lo que plantees, pueden ser polémicas», aunque cree que «hay personas que son susceptibles de ser ofendidas por cualquier cosa» y concluye: «La sociedad es muy conservadora». En el caso de Franco, «cuando haces algo con humor, sus seguidores, que en España son muchos, se sienten ofendidos» y dice que «yo fui a juicio por reflexionar sobre algo que debiera estar superado».

Pero Eugenio Merino también muestra su opinión sobre la democracia. Lo hace a través de una instalación con recogedores de basura agujereados, «porque si alguien los usara quedaría la palabra democracia hecha de polvo, figurativamente, como es la nuestra: frágil y volátil por la corrupción». Merino defiende que «el arte puede ser reivindicativo, pero siempre en tono irónico y desconfiando, porque el problema del arte es que la política está demasiado encima».