Momentos de la celebración del Día del Teatro. | Joan Torres

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El Día Mundial del Teatro tuvo escasa resonancia en la Isla, como ya ocurrió el año anterior. La obra Z i l'habitació 113 , una coproducción de La Impaciència e Iguana Teatre escrita por Joan Carles Bellviure y dirigida por Carles Molinet, sirvió para celebrar esta efeméride, instaurada en 1961 por el Instituto Internacional del Teatro (ITI). Antes de comenzar la representación, en el Teatre Municipal Catalina Valls (Palma), se leyó el manifiesto redactado por el dramaturgo y director sudafricano Brett Bailey.

Otro de los actos conmemorativos en Ciutat tuvo lugar en la Sala Gran del Teatre Principal. Como prefacio del ensayo general de la ópera Tosca -en su versión reducida para público familiar-, la actriz Maruja Alfaro y el estudiante de la Escola Superior d'Art Dramàtic de les Illes Balears (ESADIB) Antoni Pons Vera también pronunciaron el mensaje de Bailey.

«Donde quiera que haya sociedad humana, el irreprimible Espíritu de la Representación se manifiesta», inicia el escrito del dramaturgo, quien también hace hincapié en la labor de los intérpretes sobre la tarima: «Nos reunimos para llorar y para recordar; para reír y contemplar; para aprender, afirmar e imaginar.

Para maravillarnos ante la destreza técnica, y para encarnar dioses. Para dejarnos sin respiración ante nuestra capacidad de belleza, compasión y monstruosidad. Vamos para llenarnos de energía y poder. Para celebrar la riqueza de nuestras diferentes culturas, y para hacer desaparecer las barreras que nos dividen».

Jornada

La jornada transcurrió sin prácticamente actividades escénicas en Mallorca, a diferencia de otras ciudades de la Península, como Madrid, donde se ofrecían, entre otras iniciativas, descuentos a los espectadores en el precio de las entradas de los espectáculos. En esta ocasión no hubo manifiesto propio, a nivel local, de la Associació d'Actors i Actrius Professionals de les Illes Balears (AAAPIB).