El Via Crucis de Llorenç Moyà ha congregado a un numeroso público en las escalinatas de la Catedral de Palma. | Joan Torres

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La pasión del Via Crucis, de Llorenç Moyà y dirigido por la compañía Taula Rodona, ha regresado a las escaleras de la Seu este Viernes Santo al mediodía, en una edición en la que cumple su 30 aniversario.

«Esta es una historia que se transmite con eficacia mediante la interpretación descarnada de sus actores, los miembros de Taula Rodona», puntualizó Fernando Gilet, regidor de Cultura de Cort. Con motivo del festejo, Bernat Pujol, director de la agrupación, entregó la pasada semana un cuadro, realizado con materiales de la escenografía de la obra, al Ajuntament de Palma como agradecimiento por su apoyo durante estas tres décadas. «Cuando empezamos pensábamos que, posiblemente, lo haríamos un año y no tendría continuidad», rememora Pujol. Se equivocaban.

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La buena acogida por parte de la sociedad mallorquina ha prolongado el espectáculo hasta la actualidad. El director remarca la proximidad de los actores y el público. «Proporciona una emoción que a veces en un teatro no existe, es más frío y nos condiciona de forma fantástica», añade.

Y así ha sido un año más, con numeroso público presenciando el transcurso de la obra en las escaleras de la Catedral de Palma.