Los organizadores han aconsejado a las casi 30.000 personas que han adquirido localidades para los días 24 y 25 de noviembre en el Palau Sant Jordi de Barcelona que acudan con tiempo porque «los controles en los accesos ralentizarán la entrada».
Alguna de las plataformas de internet que venden entradas también ha recomendado a los compradores que eviten en lo posible llevar mochilas y bolsas.
En Turín (Italia), donde la reina del pop actuó el pasado 20 de noviembre, 800 personas que habían adquirido localidades no acudieron al evento, mientras que en Barcelona hay personas que están revendiendo su entrada por miedo, según ha asegurado a Efe el presidente del club de fans Divina Madonna, Chris Márquez.
«Las revenden por un precio un poco inferior al que las adquirieron, pero se las compran rápido. Seguro que el concierto estará llenísimo», ha añadido Márquez.
Ciertamente, son muchos los que no quieren perderse el espectáculo y algunos ya hacen cola en las inmediaciones del recito para ser los primeros en entrar.
«En Turín prohibieron a la gente acampar, así que en Barcelona la gente ya está preparada y han cogido número por si tienen que irse a dormir a casa o a un hotel y volver mañana para continuar en la cola», ha añadido el presidente del club de fans.
El sacrificio de esperar ante el Palau Sant Jordi durante horas puede suponer estar cerca de la diva, pero no en primera fila, porque para eso es necesario comprar unas entradas especiales que cuestan 250 euros y permiten entrar media hora antes de que se abran las puertas.
De todas maneras, los seguidores perseveran a las puertas del Sant Jordi con la esperanza de conseguir buen sitio y que Madonna se fije en ellos y los suba al escenario, ya que en esta gira está invitando a espectadores a bailar con ella en todos los conciertos.
En esta gira, la cantante interpreta los temas de su último álbum, «Rebel Heart», y algunos de los éxitos de anteriores trabajos como «La isla bonita», «Who's that girl», «Into the groove», «Vogue», «Deeper and deeper», «Music» y «Holiday».
En todos los conciertos que ha ofrecido tras los atentados, Madonna ha hecho referencia a este triste suceso, que estuvo especialmente presente en Estocolmo, donde tocó al día siguiente.
«Me siento destrozada (...) la gente está llorando por la pérdida de sus seres queridos -dijo entre sollozos-. Pero eso es exactamente lo que esa gente quiere, callarnos. No les dejaremos, no les dejaremos jamás, porque hay poder en la unidad».
Los conciertos europeos de Madonna han quedado marcados por los atentados, aunque no toda la gira, ya que la cantante ha llegado a este continente después de 24 espectáculos en 20 ciudades norteamericanas, y en febrero tiene previsto seguir por Australia y Asia.
A pesar de que su último disco no ha gustado a todo el mundo, los muchos espectadores que la han visto en directo en los últimos meses coinciden en que su presentación en directo es un espectáculo por todo lo alto.
El público de Barcelona podrá disfrutar de un montaje con cinco escenarios con sus respectivos ascensores y un vestuario de lujo que incluye lanzas de hierro, uniformes de los samuráis, cascos, corazas, trajes de coristas de los años veinte y vestidos de torero.
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