Flores, cartas y velas, a las puertas de la casa de Bowie en Nueva York. | Mercedes Azagra

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Decenas de ramos de flores, velas y escritos inundaron este lunes el portal de la calle Lafayette, en el barrio neoyorquino del Soho, donde vivía David Bowie y donde sus fans quisieron rendirle tributo tras su fallecimiento a causa de un cáncer a los 69 años.

A medida que pasaban las horas de la fría mañana en Nueva York, los admiradores del músico británico, referencia para muchos artistas contemporáneos, se fueron acercando a la que fuera su residencia en Manhattan para dar su particular adiós al compositor.

Ya a primera hora, cuando las tiendas y principales cafeterías del bohemio barrio desafiaron al frío y abrieron sus puertas y ventanas para impregnar el barrio de las canciones de Bowie a todo volumen, un joven se presentó al portal para escribir en el suelo, en tonos naranjas y azules, la palabra «Love».

«Las estrellas se ven muy diferentes hoy», rezaba una de las postales depositadas a primera hora junto a una pequeña vela roja. Y es que los incondicionales de Bowie se refugiaron hoy en sus canciones y discos para homenajear al cantante.

Al mismo tiempo que el portal se llenaba de ramos de flores, varios transeúntes se acercaban puntualmente para dejar junto a los ramos varias carátulas de discos del artista, pancartas con algunos de sus lemas más famosos como «Starman para siempre» e incluso un CD firmado con el acrónimo RIP (Descanse en paz).

Algunos de los admiradores del vocalista, visiblemente afectados, acudieron al portal con gafas de sol y en silencio, abrumados por «una noticia inesperada y dolorosa», puesto que tanto el músico británico como su familia mantuvieron su estado de salud en secreto.

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De hecho, hace solo dos días Bowie publicaba su vigésimo quinto álbum, el último de toda una carrera que empezó en los años 60 y que marcó a más de una generación.

«David Bowie significaba mucho para mí», dijo a Efe Christine, una joven que vive en Brooklyn, mientras se secaba las lágrimas detrás de los cristales tintados de sus gafas: «Era un tipo raro, pero en esa rareza muchos encontramos una referencia. Un gran músico que todos recordaremos», definió.

La muerte de Bowie, que el pasado viernes cumplió 69 años, tocó de cerca a sus vecinos neoyorquinos, con los que mantenía una curiosa relación de proximidad.

«Durante unos años trabajé en la calle paralela a su vivienda», explicó John, un hombre francés que acudió al portal acompañado de dos pequeños perros para dejar una flor blanca junto a las demás. «La primera vez que lo vi por aquí puse tal cara de sorpresa que se acercó a mí y hablamos un par de minutos».

Otro de los puntos donde se concentraron algunas muestras de cariño por parte de los admiradores fue el New York Theatre Workshop, situado a apenas cinco calles de su residencia, donde Bowie tenía previsto actuar en la obra musical «Lazarus» junto al dramaturgo irlandés Enda Walsh el próximo 20 de enero.

Uno de los seguidores del músico que se acercó al teatro, donde había menos atención mediática, admitió haberse enterado de la noticia a través de Twitter: «Me he levantado de golpe y desde entonces llevo toda la mañana escuchando sus canciones», dijo sin sacarse los auriculares de las orejas.

«Era un gran compositor, mejor cantante y al mismo tiempo realizaba actuaciones perfectas una y otra vez en que aparecía en el escenario», resumió.