—Aquiles, el hombre, un estreno de altura con Toni Cantó, Rubén Sanz, Pepe Ocio, Ruth Díaz, Octavi Pujades...
—Sí. El sueño dorado de cualquier actor es estar en el Festival de Mérida. Es contar la historia desde la historia, es un proyectazo.
—¿Cuál es su papel en esta obra, ambientada en el sitio de Troya?
—Soy la sacerdotisa. La función está basada en la Iliada de Homero. Yo soy la sacerdotisa que explica a qué se debe la peste que sufre el ejército griego en la guerra y que les aconseja lo que deben hacer. Soy la que pone el orden y las pautas.
—La Iliada ha ocupado muchos teatros, pero no Aquiles como figura central.
—Roberto Rivera ha hecho una adaptación en la que el protagonismo se lo lleva el personaje de Aquiles en su lucha interna contra el destino que se supone que debe seguir. Aquiles se pregunta por qué tiene que seguir matando. Es la pelea interna del ser humano contra lo que parece obligado a ser y hacer.
—¿Una tragedia clásica adaptada?
—Hacemos hincapié en la parte humana, porque no hay batallas ni luchas, y en las dudas que le surgen como hombre. Por un lado, tiene que seguir su destino en la batalla, tiene que continuar matando, pero, por otro lado, dice: ‘¿Para qué?, si a mí no me han hecho nada'.
—Un semidiós que duda.
—Y cuando el héroe, el griego más grande, se sumerge en un dilema, ¿qué pasará con los demás? Se tambalea todo.
–El autor de la pieza, Roberto Rivera, afirma que el reparto es muy potente. ¿Así se llega mejor al público?
—Es mucho más interesante. Es cierto que el reparto es fantástico. Debemos actuar ante tres mil espectadores muy preparados.
—¿No teme su reincorporación a la escena en un lugar tan emblemático como Mérida?
—No. Es una satisfacción poder estar en la obra. No me da miedo, ni me supone un abismo, porque siempre he estado vinculada al mundo de la interpretación.
—Pienso en Toni Cantó y me viene la imagen de 7 vidas.
—Lleva 30 años haciendo teatro. Interpretar a Aquiles le va como anillo al dedo. Desde el primer día, le encantó el proyecto.
—¿Cómo es trabajar con él?
—Fantástico. Por toda su trayectoria y porque es un gran compañero que te enseña y del cual aprendes mucho.
—También es su pareja. ¿No cansa desde el punto de vista de la prensa del corazón?
—No. Sin problemas.
—¿Y su relación con Mallorca?
—Íntima y personal. La amo, la adoro y la llevo dentro de mí. Echo de menos el mar, su olor, la comida mallorquina, las calas. Al grupo le amenazo con llevarle una coca de trampó para merendar.
4 comentarios
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Un beso muy fuerte y mucha suerte Lourdes !!!
Aprendre?... a què a ser txaquetero polític?...
se aprende por lo visto también de los fachas.
Otra noticia para despistar al personal