Magdalena Rosselló y Francesca Niell observan las pinturas restauradas del ‘lligador’. | Pere Bota
El lligador del Casal Solleric, una pequeña habitación anexa a una de las alcobas principales de la casa, y que equivaldría al cuarto de baño, sala de aseo o tocador actual, permanecerá abierto al público tras la restauración de las pinturas decorativas del techo, que se encontraban en muy mal estado. Un año han durado los trabajos de rehabilitación de la pieza y de unos paisajes bucólicos que Catalina Cantarellas, historiadora del arte de la Universitat de les Illes, ha datado en «la mitad de los años setenta del siglo XVIII». Fue en un informe sobre el valor histórico artístico de esta obra, encargado por la Regiduría del Ajuntament de Palma, en vistas a la recuperación de la estancia.
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Estaría bien que explicaran por qué se deterioraron las pinturas