Más de cien obras de arte y otros bienes muebles del Convent de Santa Elisabet de Palma, –conocido como Sant Jeroni–, patrimonio de las monjas jerónimas que data desde el gótico hasta prácticamente el siglo XX, fueron ayer trasladados desde este edificio religioso hasta el Monestir de Sant Bartomeu de Inca. Esta ‘mudanza' fue autorizada por el Consell de Mallorca a partir de un expediente abierto «para proteger» este conjunto y tiene un carácter «provisional», hasta que el convento de Ciutat «se rehabilite y esté en condiciones», según detalló a Ultima Hora la directora insular de Patrimoni, Kika Coll. Participaron media docena de operarios, quienes transportaron todas las piezas en tres camiones de la empresa Balears Art i Llar S.L. después de varias jornadas de preparación y embalaje.
La operación, que arrancó a primera hora de la mañana, a las 07.30 horas, cuando apenas lucían los rayos de sol, estuvo supervisada en todo momento por la propia Kika Coll, acompañada de cuatro técnicos del Consell –dos en Palma, y el mismo número en Inca–; el restaurador Pere Terrasa, autor del inventario de la colección artística de Sant Jeroni; dos notarios, Pilar Corral y Rosario Rodríguez, quienes certificaron tanto la salida como la llegada a su destino, así como la representante de las monjas jerónimas, la abogada Pilar Rosselló.
Cabe recordar que el conjunto que integran el Convent de Sant Jeroni y los bienes muebles que hasta ayer atesoraba gozan de protección previa, son Bien de Interés Cultural (BIC). De ahí lo «insólito» de este traslado, porque, en principio, «no se pueden separar, pero dadas las condiciones del edificio y por miedo a robos o a intrusismo» se dio el visto bueno a esta operación por parte del Consell. Aún así, y aunque la institución insular haya autorizado su separación, ambas figuras siguen ligadas «jurídicamente, esto es algo extraordinario», remarcó Coll, quien sentenció: «Las obras regresarán a Palma».
Catálogo
El total, de Sant Jeroni a Sant Bartomeu viajaron más de «120 obras de arte», sobre todo pintura y también una serie de esculturas, y más de «500 piezas de ornamento litúrgico», tales como «casullas, estolas, capas pluviales y otros elementos de vestimenta». Todas ellas figuraban ya en el catálogo que realizó minuciosamente el pasado año el restaurador Pere Terrasa. Junto al resto de operarios, dividieron todo este patrimonio en 29 paquetes, que podían contener desde una obra, dependiendo de su tamaño, a un número indeterminado de ellas, tras un inventariado y numeración previa. E
El lote también incluyó 55 obras «que estaban embaladas desde hace dos años», remarcó la representante legal de las jerónimas, Pilar Rosselló.
Una vez en Inca, los paquetes se depositaron en la Sala Capitular del Monestir de Sant Bartomeu, que quedó precintada. El espacio ha sido habilitado y está en condiciones óptimas de climatización para resguardar este «valioso patrimonio», apuntó Terrasa.
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