Miquel Rayó, posando para esta entrevista. | Clara Ferrer

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Hasta hace poco, a Miquel Rayó Ferrer (Palma, 1952) se le conocía, sobre todo, por ser autor de literatura infantil. Sin embargo, este año ha demostrado que tiene mucho que decir también en poesía. Así lo ha demostrado en Llibre de minúcies (Rata Cultura Expandida, 2017) y ahora, con el recién salido del horno La nuesa del silenci. Textos per a una ètica-estètica (El Gall Editor, 2017.

Tal como indica su título, Rayó se desnuda y se muestra tal y como es, con versos sencillos pero llenos de reflexión y de cuestiones inherentes al ser humano. «Curiosamente, ‘nuesa del silenci' sale en un verso de mi anterior poemario, Llibre de minúcies, lo cual demuestra dos cosas: o bien una continuidad en lo que escribo o, por otra parte, una limitación de temas. Al fin y al cabo es siempre la misma preocupación: encontrar la calma en el silencio. No hay nada más que el silencio», expresa Rayó.

El escritor Vidal Ferrando, autor del prólogo del libro, define el poemario como «unas palabras para espantar monstruos».

«Siempre había tenido cierta vergüenza a mostrar mi poesía, siempre la tenía guardada en cajones. Pero llega un momento en el que te das cuenta que tienes que hacer lo que quieras: escribir, pintar y dejarte de miedos», reconoce. En cuanto a la pintura, Rayó está cultivando este género mediante las acuarelas, algo que también se había guardado para sí. «Siempre me ha gustado mucho lo estético y si fuera millonario, me lo gastaría en arte», asegura.

Volviendo al título del poemario, Rayó advierte que «todos querríamos dejar una gran obra, lo cual es vanidad pura. Lo más importante es hacerlo con ética y responsabilidad». El escritor sigue «llenando cuadernos», pero que no quiere publicar este año. «Es muy difícil hacerlo, nos volvemos obsoletos. Noto que mi estilo y los temas que trato interesan poco, al menos a los editores. Al cerrarse la literatura infantil, pensé que mi poesía, inédita, podría servir. Se trata de dar fe a que sigues vivo», concluye.