Después de rodar cuatro días en Londres, el equipo del filme –formado por los intérpretes Billy Cullum, Toni Vallès, Siân Phillips o Vicky Peña, entre otros, y con el Mallorca Gay Men's Chorus, que dirige Joan Lainez–, ha recalado en la Isla, donde ya ha rodado en la Cartoixa de Valldemossa y, estos días, en el Auditori de Peguera. En pocos días viajarán a Catalunya, en el Empordà y Banyoles.
Por otra parte, además de las localizaciones –una cuarta parte de la película está rodada en la Isla–, la cinta tiene otro importante vínculo con Mallorca: Maria del Mar Bonet. Pons ha incluido en el largometraje 17 canciones de Lluís Llach, dos de Bonet, tres cuplés y una sardana. «Es una película llena de canciones y hecha en inglés, pero todas los temas son catalanes y pertenecen a nuestras vidas y a la de los espectadores», apunta Pons, quien añade que también es un «filme sobre adicciones y sobre el amor, que es lo más importante de la vida». En ese sentido, el cineasta señala dos aportaciones importantes: la música catalana y la tradición británica del cantar. «Todo eso conforma un producto que considero muy interesante», destaca. Respecto al papel de la música en la cinta, Pons señala que «los pilares de una película son el concepto y la idea; después, la mirada del director y, lo más importante, los actores que dan vida a tus ideas y que expresan, en este caso, cantando».
En cuanto a la situación en Cataluña, asegura que «no podemos renunciar a la alegría, no podemos volver a esa España negra. Nací en 1945 y Franco me robó 30 años de mi vida. No se tiene que tener miedo en la vida; si crees en algo tienes que luchar por ello y perseverar. El mejor servicio que puedes hacer a tu país es hacer bien tu trabajo», concluye.
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