La imagen de Albert Forest y Dani Iranzo, ante un talayot, da cuenta de la monumentalidad del poblado del yacimiento de Capocorb Vell. | Redacción Cultura

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La monumentalidad del poblado talayótico de Capocorb Vell, situado en el municipio de Llucmajor, sorprende por la altura de sus edificaciones, la conservación de las mismas y los enormes bloques de piedra con los que fueron construidas hace 3.000 años. También el cuidado con que lo mantiene su propietaria, Lucía, que lo gestiona e impide que la maleza se adueñe de paredes, interiores y senderos, como suele ocurrir en numerosos casos. El que fuera el poblado más visitado, –declarado por el Estado monumento nacional en 1931, junto a la Seu y sa Llonja–, acabó cayendo en el olvido. Hoy, el arqueólogo Albert Forest y el historiador Dani Iranzo lo están revitalizando mediante actividades para escolares, familias, adultos y visitas guiadas.

Forest destaca la «sensibilización de la propiedad, que lo mantuvo y le dio potencialidad turística». La finca en la que está situado es una de las cuatro partes en las que se dividió un terreno mucho mayor y fue adquirida por el abuelo de Lucía, quien de niña acompañaba a su padre cuando lo enseñaba a turistas e interesados en la arqueología. «Me gustaba acompañarle porque me daban propina», recuerda. Parca en palabras, cuenta que lo ha mantenido en pie sola. «Cuando he ido a pedir ayuda me han dicho que no había».

«De los años sesenta a los noventa era un yacimiento referente», comenta Forest, excavado entre 1918 y 1920 por Joan Colominas, del Institut d’Estudis Catalans. Las últimas intervenciones llevan la firma de Font Obrador, llucmajorer, en los años sesenta. Forest e Iranzo, bajo el nombre de Alarq. Arqueología Imaginativa, buscan recuperar su importancia arqueológica.