Herranz señaló que «nadie quería, en Barcelona, arreglar las puertas y se decidió que fuera una carpintería de Palma, especializada en butacas de teatro y donde trabajaban los hermanos Frau, que fuera la encargada», y añadió que «cuando los obreros de Palma se enteraron del motivo del encargo se declararon en una huelga que duró tres meses». El escritor y traductor de origen sueco indicó que «nosotros, a partir de este suceso, hemos creado una ficción para narrar mejor los hechos».
Por otra parte, Herranz relató que «La porta trata de la historia de dos hermanos del barrio de Santa Catalina, pescadores, uno de ellos emigró a Barcelona y el otro dejó de ser pescador para trabajar como carpintero, el conflicto provocó tensión entre ellos y el más pragmático empezó a dudar».
Luchas
«Hay luchas necesarias, aunque se lleguen a perder», afirmó Viader, quien declaró que «es una historia muy interesante por la idea de que algunas pequeñas luchas se deben llevar a cabo por una cuestión de principios». En ese sentido, Herranz aseguró que «a veces es importante pararse, los empleados sabían que, tarde o temprano, perderían la huelga, pero era un gesto idealista y una declaración de intenciones».
Los dos autores de La porta, que mostraron el texto al dramaturgo catalán Sergi Belbel, detallaron que «nos dijo que le había gustado y destacó que nos hubiésemos fijado en un pequeño hecho para describir una historia universal, nos dio consejos sobre la posible representación», y asumieron que «con la publicación, ahora el texto tendrá vida propia y, quizás, algún grupo de teatro se fijara en ella para acabar representando la obra».
En ese sentido, Herranz concluyó que «es una obra pensada para una representación sencilla, con tres o cuatro actores con distintos papeles, hay algún elemento abstracto y el eje central es la puerta».
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