Los autores Àlex Martín Escribà y Jordi Canal i Artigas, en dos imágenes recientes.

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«La relación de la gran novela negra y policíaca clásica con Mallorca es evidente», afirman Àlex Martín Escribà y Jordi Canal i Artigas, autores de Trets per totes bandes (en catalán) y A quemarropa (en castellano), que publica el sello catalán Alrevés y que cuenta con prefacio del crítico francés y reputado especialista del género Claude Mesplède, fallecido el año pasado. «Es la primera historia de la novela negra y policíaca en catalán, de la que ahora aparece el primer volumen, dedicado a la época clásica; desde los orígenes hasta la década de los setenta del siglo pasado. En 2021 saldrá el segundo, que abarcará la época contemporánea», avanzan.

«El proyecto tiene un doble objetivo: llenar un vacío en el mercado editorial en lengua catalana, ya que hasta ahora nunca se había publicado una historia panorámica de este género literario en catalán, y arrojar un poco de luz en el debate sobre la terminología de este macrogénero que incluye subgéneros, corrientes y etiquetas como la de novela de enigma, los detectives de sillón, el caso de la habitación cerrada, la psicología criminal y el noir», justifican.

En Mallorca encontraron escenarios e inspiración grandes escritores como Agatha Christie, quien «pasó algunas temporadas y cuyo rastro de Formentor y Pollença se encuentra en Problema en Pollensa» o en Chester Himes, «autor afroamericano que se exilió en París y que viaja en los 50 a la Isla y reside en distintos puntos, como El Terreno, Sóller, Pollença y Deià, al que denomina ‘pueblo rosado'». También estuvieron «Truman Capote, que pasa por Mallorca en 1970, y Pronzini, autor de la serie protagonizada por un detective sin nombre que reside en los setenta y ochenta entre Alemania y Mallorca y publica, en 1972, el relato Majorcan Assignment», detalla Canal, bibliotecario y estudioso del tema y quien asistió en su día al festival Lloseta Negra, creado por Sebastià Bennasar. «Asimismo, la Isla ha sido un excelente escenario para adaptaciones cinematográficas de novelas como Muerte bajo el sol, de Agatha Christie, o El infiltrado, de John Le Carré. Un género que arraigó en las Islas con autores como Antoni Serra, Guillem Frontera, Josep Maria Palau i Camps o Maria-Antònia Oliver», apunta Martín, que participó en esta edición de Febrer Negre.

«Estos tres autores han confesado una deuda con el modelo del detective norteamericano. No debe sorprender que muchos de los patrones de los detectives norteamericanos fueron adaptados a la literatura catalana para denunciar y luchar contra toda una denuncia social que los superaba, como los casos de corrupción, crítica al turismo o malos tratos a la Isla», prosigue. Como ejemplo, Martín y Canal señalan los detectives de Antoni Serra y Guillem Frontera, «una mímesis casi directa de Philip Marlowe de Raymond Chandler a través del peculiar sentido del humor, un personaje desarraigado y pintoresco, desencantado ante la sociedad que le ha tocado vivir».

Por otro lado, el detective Jaume Arbós de Palau i Camps «confirma la inclusión del detective analítico, observador y solitario en la línea de los grandes, como Auguste Dupin, de Agatha Christie, o Jules Maigret, de Georges Simenon; mientras que Lònia Guiu no se diferencia mucho de los detectives hard-boiled, por ejemplo, de Sam Spade, de Dashiell Hammet», comparan.