Miles Davis, Art Blakey, Joe Henderson, Brad Mehldau o Chucho Valdés son algunos de los grandes artistas con los que se ha codeado Kenny Garrett (Detroit, Estados Unidos, 1960), considerado el saxofonista más importante de su generación, según el Washington City Paper, y uno de los más admirados de jazz después de Charlie Parker, según el New York Times.
De hecho, Garrett, cinco veces nominado al Grammy, se alzó con esta importante distinción en 2010 por su álbum Five Peace Band. Este virtuoso del saxofón, que ya recaló en el Jazz Sa Pobla en 2011, volverá este domingo a los escenarios mallorquines. Concretamente será esta tarde, a las 19.00 horas, en el Teatre Municipal Xesc Forteza, dentro del Festival Jazz Palma.
Reconocimiento
A pesar de estos títulos y premios que le confirman como uno de los grandes del jazz contemporáneo, Garrett se muestra contundente y asegura que «no hago música para ganar Grammys, simplemente hago música lo mejor que sé». En este sentido, recuerda que en 2012 ganó el Echo Award a saxofonista del año y «nadie parece saberlo, pero sí saben que gané un Grammy».
«Estaba en la ceremonia de los Grammy con Chick (Corea) para pasar el rato. Ni teníamos que estar allí. Cuando pronunciaron mi nombre, le dije a Chick que subiera al escenario conmigo a recogerlo. No estaba para nada planeado y no hubo discurso. Fue muy rápido, no tuve tiempo ni de pensar en ello hasta después. Además, era un premio para toda la banda, no para mí solo o para los dos», advierte.
«No fue un ¡wow!, sino más un ‘vale, hemos ganado', aunque puede que hubiera sido diferente si lo hubiera visto desde casa, en televisión», reconoce. «De hecho, la gente me insistió para que me quedara a la fiesta a celebrarlo, pero esa misma noche tenía que coger un avión a Nueva Jersey», añade.
Maestro
De todos los artistas con los que ha trabajado, Miles Davis es el más importante para Garrett, con el que estuvo cinco años, «más tiempo de lo que suele ser habitual». «Aprendí muchas lecciones de él y todavía hoy intento compartirlas con mi banda. He tocado con grandes artistas, como Chucho Valdés, Art Blakey, Woody Shaw, con la orquesta de Duke Ellington, pero durante unos dos o tres años como mucho. Con Miles Davis tuve la gran suerte de estar bastante tiempo. Aprendí de cada uno de esos artistas, pero sobre todo de Miles», cuenta.
«La lección más importante que aprendí fue ser yo mismo. Tenía que ser yo mismo a pesar de tocar con una estrella como él. Creo que muchos intentan parecerse a sus maestros. Yo no quería ser Miles Davis, quería ser yo mismo. Aprender de él y llevarme lo mejor», afirma Garrett, que insiste en que «sigo aprendiendo cada día, intento encontrar nuevos retos y metas constantemente».
Su último proyecto, titulado Do your dance! (Mack Avenue Records, 2016), resume muy bien la filosofía de este reputado saxofonista, cuyo estilo define como «world music», aunque no entendida como hoy en día, sino como mestizaje de diferentes culturas como la africana, la clásica o la japonesa.
«Cuando piensas en jazz, también piensas en bailar. Lo importante es que cada uno baile a su manera, que sea él mismo. Se trata de que la gente se implique y de eso va este último disco», detalla. «El jazz no es solamente para intelectuales, es para todo el mundo», remata.
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