La cantante Annalisa Stroppa, en el escenario del Principal, ante uno de los coches que forman parte de la escenografía. | Pere Bota

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Un cúmulo de voces resuenan en el Teatre Principal de Palma. Las de los trabajadores ultimando la escenografía de Carmen se mezclan con los ensayos y con algunos responsables que prevén que «va a ser muy grande». Ninguna de ellas, sin embargo, suena con la delicada potencia de la mezzosoprano Annalisa Stroppa, quien este domingo encarnará a la Carmen de Bizet desde los ojos de Calixto Bieito, a las 18.00 horas. Repetirá los días 4, 6 y 8 de marzo.

Esta es su primera vez en Palma.
— Sí y me encanta la ciudad y lo que he visto hasta ahora. He paseado por el centro, al lado de la Catedral que es imponente y solo pensaba que me encantaría vivir aquí porque no solo nos nutrimos de comida sino de arte y belleza, y esta ciudad tiene mucho.

¿De dónde viene su amor por el canto?
— Con 8 o 9 años ya deseaba hacer esto. Siempre digo que estoy aquí por mis abuelas porque la materna me ponía música de los tenores Pavarotti, Domingo, Carreras y Del Monaco. Me escribía la letra y yo los imitaba. Fue mi primera fan. De mi otra abuela heredé la voz. Cuando cantaba en la iglesia no se oía nada más que a ella. Plantaron una semilla en mí y la regaron para que creciera.

¿Mantiene esa ilusión ahora que es profesional?
— Amo mi trabajo. Vivir con la música es como no trabajar y agradezco a Dios que me diera esta posibilidad, pero claramente he estudiado y estudiado, de hecho no acabas nunca de estudiar y prepararte. Después de todo este tiempo me sigo sintiendo como aquella niña pequeña cuando salgo al escenario y me brillan los ojos cuando lo pienso porque no he perdido esa pasión. Esa es la diferencia entre hacer algo y vivirlo.

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¿Quién es Carmen?
— Carmen es un personaje que lo tiene todo. No es una mujer simple. Tiene desde la ingenuidad de una niña a la sensualidad de una mujer. Pero no es vulgar, sino sensual. Ella juega con los hombres, pero no se da a ellos. Y también tiene el drama y el miedo a la muerte cuando sabe que Don José la va a matar y, aún así, no renuncia a su libertad. Vive libre y muere libre.

¿Qué hace para meterse en el papel de la protagonista?
— Intento ser Carmen como la siento yo, con su experiencia, sus ideas. Tienes que intentar llevar de las emociones que Carmen siente al espectador porque para comunicar algo no basta con manifestarlo, debes sentirlo.

¿Cuánto hay de Carmen en usted misma?
— Oh, mucho (risas). No soy así en la vida real, pero estoy contenta porque el papel te permite sacar algo que tienes dentro y no puedes mostrar por las limitaciones de la vida. Carmen tiene sus propias reglas, cuando se enamora lo decide ella y cuando termina también, y esa determinación sí la tengo. Lo que quiero lo persigo.

¿Qué opina de que en algunas versiones Carmen no muera?
— Es una pregunta difícil. Respeto y agradezco la idea del director porque tiene un mensaje que quiere dar, pero en mi opinión hay que respetar lo que está escrito porque hay una razón para que sea así y la genialidad de Bizet está en su modernidad. ¿Cuántas mujeres son asesinadas actualmente porque el hombre se vuelve loco?

En diciembre actuará con Plácido Domingo, ¿qué opinión tiene de las últimas noticias acerca de sus supuestos abusos sexuales?
— Gracias por hacerme esta pregunta. Quiero romper una lanza a su favor porque en mi experiencia él siempre ha sido un señor. La primera vez que nos vimos me dijo que yo cantaría Carmen porque yo misma era Carmen y lo guardo con cariño. Y tengo que decir que no entiendo por qué esperar 20 años a decir nada si es verdad. Es un grandísimo artista que siempre se ha portado bien conmigo y me da mucha pena lo que le está pasando porque no se merece acabar su carrera así.