La escritora Laura Ferrero, en una imagen promocional. | JORDI BERNARDÓ

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La gente no existe (Alfaguara) es el título de la última obra de Laura Ferrero (Barcelona, 1984), un libro de relatos en los que la autora de la novela Qué vas a hacer con el resto de tu vida retrata una realidad cotidiana que a menudo pasa desapercibida y que se escurre ante nuestras narices. Ferrero presentará este volumen este viernes, invitada por la librería Drac Màgic, a las 19.00 horas, en el Centre de Cultura Sa Nostra de Palma.

«Está claro que la gente existe, la cuestión es de qué manera. Estos relatos hablan de aquellas veces que no estamos aquí. Podría decirse que es una especie de decálogo de la no existencia. Podemos estar aquí, tener vidas maravillosas y funcionales y todo bien, como decimos, pero en realidad hace tiempo que no estamos», advierte Ferrero. Así, la decena de textos que conforman La gente no existe recogen la concepción de memoria y de literatura.

Para Ferrero, «la escritura es como vivir la realidad dos veces, pues no te detienes en los momentos o no los reconoces cuando los vives, pero desde la escritura puedes jugar a darte cuenta de cuáles son esos momentos fundacionales. Al final, las palabras son una fijación de las realidades que se nos escapan, de la vida, de las personas».

Los niños de estas historias precisamente son personajes que ayudan a los adultos a sostenerse en el mundo que les envuelve. De hecho, la autora afirma que «es importante reivindicar a los niños no como seres a medias que no se enteran de nada, sino como personas lúcidas. Tengo la sensación de que nos gusta pensar que los niños no están en el mismo mundo que nosotros, pero la verdad es que sufren las consecuencias de este mismo mundo».

Memoria

En cuanto a la memoria, la autora abre el libro con una cita Louise Glück en la que la Premio Nobel de Literatura dice: ‘En este momento no eres más que una niña cogida de la mano de una adivina. Todo lo demás es conjetura y deseo'. «Estas palabras hablan de las justificaciones y de lo que queremos obtener de los demás. Y es que muchas veces necesitamos seguridades y es la literatura la que nos proporciona esas seguridades que la vida no nos da», añade.

Según Ferrero, «la memoria es como nuestro gran editor, pues lo que quieres es transmitir un relato para ser entendidos como personas. Y ese relato lo edita la memoria. Incluso recuerdas las cosas por cómo te favorecen. Me interesa mucho esa memoria tramposa, que nos recuerda lo que nos hubiera gustado que sucediera en vez de lo que sucedió realmente. Todos vivimos grandes ficciones».

En este sentido, la escritora advierte que «son los pequeños detalles intrascendentes de los que nos acordamos. La memoria es misteriosamente aleatoria, capaz de rescatar tonterías y de no quedarse con lo importante. Es interesante pensar en cómo funciona eso, porque la vida está en los detalles y el color de las historias está en ellos».

Finalmente, en el libro, Ferrero incluye dos relatos, Aquellos ojos verdes y Una trenza, ambos escritos en clave de obituario que «intentan rescatar del silencio, de infundir un poco de vida a lo que a no la tiene», explica en una nota al final del volumen. Son dos textos que «dialogan» y que la autora decidió incorporar por «honestidad hacia el lector», pues publicó Una trenza en el ABC en tiempos de pandemia y se dio cuenta de que contaba la misma historia que Aquellos ojos verdes, la de «si las palabras pueden hacer algo por retener lo que se va».