«Estoy muy emocionada y feliz por este reconocimiento, ahora toca celebrarlo con mi familia y mis compañeros del flamenco», afirma Linares, a quien el galardón no ha añadido presión a su carrera. «Más que presión tengo responsabilidad, estoy en una lista tan importante junto a artistas que admiras como Alfredo Kraus, Montserrat Caballé, Pedro Almodovar, Woody Allen, Bob Dylan, Paco de Lucía o Tamara Rojo, y encima representando al flamenco, que da un poco de vértigo».
Considerada una de las cantaoras más completas y con mayor rango vocal, Linares ocupa un lugar de honor en el flamenco, donde es venerada como una obra pictórica, un edificio histórico sobresaliente o un códice único. «La autenticidad se lleva dentro y es muy importante conservarla porque significa que hay verdad en lo que haces», desliza la andaluza. Cantaora única, tiene una voz transida de emoción con la que arma un cancionero que se asoma verazmente al pozo negro de una pena, por la intensidad y pasión con la que se comunica.
Generación
Su repertorio tuvo y tiene un enorme impacto entre esa generación que fue llegando tarde a todo. «Siempre digo que la música es el alimento del alma y para mi generación, que no tuvimos la libertad que hay actualmente, más todavía. Recuerdo de niña cuando vivíamos en el campo cerca de Linares con mis padres y mi hermana. Teníamos muy pocas cosas, pero mi padre tocaba la guitarra y nosotras cantábamos y eso nos ayudó a vivir con más alegría».
Linares, que asegura que «siempre hay que mirar hacia adelante aprendiendo de los éxitos y los fracasos del pasado», traerá a Mallorca un repertorio «con letras populares y de poetas como Lorca y Miguel Hernández, que son imprescindibles para mí. Vengo además con mis guitarristas, mis niñas de Triana y una bailaora fantástica». Destaca también el «broche de oro» de la velada: «He invitado a hacer un tema a la gran dama Maria del Mar Bonet. Estoy muy contenta de cantar con ella en Mallorca».
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La foto, lejos de ser original, resulta ser una horterada sin paliativos.