Una idea sencilla: un padre, interpretado por Santi Pons, y un hijo, a quien da vida Xavi Núñez, quedan atrapados en casa debido a una enorme tormenta que se desata sobre ellos. No obstante, la tempesta del exterior, con sus truenos y relámpagos, solo refleja la tempesta que está a punto de desencadenarse en el interior del hogar, donde lo único que podrán hacer los personajes es hablar entre ellos, intentar entenderse y, principalmente, «escuchar». Lo explica Bernat Molina, autor y director de la obra que la ha presentado esta mañana en el propio Teatre Principal de Palma, que acoge la representación los días 3, 4 y 5 de noviembre.
«Parece todo muy serio, pero en realidad tiene mucho humor», ha destacado el dramaturgo desde el Principal acompañado de los dos actores y de Josep R. Cerdà, director del teatro quien ha caracterizado la obra como «muy británica» por la manera en que Bernat «construye los diálogos de manera inteligente y natural y desarrollar a los personajes». Cerdà destacó también que esta obra, coproducida por el Principal y Cultural-ment, permite ver las «sinergias y colaboraciones» que se establecen entre las diferentes instituciones y «que funcionan».
Por su parte, Molina habló del «maravilloso equipo» que conforma la familia de Escalar un gegant y, sin desvelar demasiado de la trama, avanzó que se trata de una obra que habla de «la gente mayor, las relaciones de familia, de cómo cuesta entender cuando tu padre, que es como un héroe, se va deteriorando y cómo a veces podemos reaccionar a eso negándolo», pero, sobre todo, es un texto sobre «aprender a escuchar a los demás», anunció el dramaturgo quien, a su vez, también quiso que la gente entienda que es una tragicomedia, por lo que «hay también mucho humor, incluso hacia el final de la obra».
En cuanto a los intérpretes, Pons hizo hincapié en que su personaje, el del padre, es uno «de esos papeles en la vida profesional que parece que te tocan por el destino» y lo relacionó con su propia situación vital, ya que «yo tengo 72 años y es muy interesante afrontar cosas de la vejez», al tiempo que reivindicaba «que la gente mayor tiene vida y temas interesantísimos de incorporar en las historias».
Por otro lado, Núñez, que hace del hijo, destacó la «universalidad» de los personajes y que es una obra que «va sola», con una gran carga «emotiva» y que, de alguna manera, denuncia «actitudes normalizadas que no deberían estarlo», en este caso hacia la gente mayor. Los tres coincidieron, en definitiva, en la misma idea: «Estar ahí, no juzgar y actuar en consecuencia».
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