Fotogramas de algunas de las películas más importantes de este 2023, según los críticos de este periódico. | Redacción Cultura

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Hay quien dice que la vida, en cierta manera, es una película. Hay incluso quien asegura que vive en una o que un filme le ha cambiado la vida. El último día de 2023 puede ser un buen momento para apretar el botón de ‘stop’ y echar la vista atrás a través del séptimo arte. Más allá de las aborrecidas listas, no está de más recordar qué títulos de este año han impactado o sorprendido. En este artículo, los críticos de Ultima Hora –J. C. Romaguera, Pau Rosselló, Xavi Solà y Javier Matesanz– comparten las cintas que consideran más relevantes de este casi extinto 2023.

Respecto al cine español, para J. C. Romaguera es importante dejar constancia de dos «acontecimientos significativos». «En primer lugar, la continua renovación del panorama nacional a través de la aparición de nuevas cineastas, cuyas voces y miradas, nos ofrecen propuestas cinematográficas tan estimulantes como Las chicas están bien, debut de la actriz Itsaso Arana, o Creatura, segundo largometraje de Elena Martín. En segundo lugar, el retorno a las pantallas cinematográficas del legendario maestro Víctor Erice, cuya Cerrar los ojos, obra testamentaria, (auto)reflexiva, pseudoautobiográfica, supuso el reencuentro con un cine extemporal, preñado de nostalgia t cuya transcendencia queda ya insertada en ese extraordinario plano final».

Para Pau Rosselló, en cambio, 20.000 especies de abejas, de Estibaliz Urresola Solaguren, es una de las grandes cintas españolas del año «por riesgo, profundidad y delicadeza a la hora de abordar la transexualidad en los menores y exponer los distintos puntos de vista de quienes conviven con la joven protagonista». «Una cinta, además, muy necesaria en unos días en que los derechos del colectivo LGTBI en España viven un retroceso», añade.

Por su parte, a Xavi Solà destaca el primer western de Pedro Almodóvar: Extraña forma de vida. «Me ha gustado su aproximación a una zona habitualmente inexplorada en este género: el deseo masculino, y cómo replantea los arquetipos habituales en la construcción viril del cowboy». A su vez, subraya que Almodóvar rodó este mediometraje de 31 minutos en los mismos escenarios que encumbraron a Sergio Leone y sus célebres spaghetti-westerns. «Y aunque Extraña forma de vida no alcanza para situarse en un rincón privilegiado de su filmografía, sí está por encima de su promedio más reciente», afirma.

Javier Matesanz se inclina por La sociedad de la nieve, de J. A. Bayona, «que sigue demostrando que se puede hacer cine español a lo grande, cine comercial bueno, que algún día en este país dejarán de apostillar con un ‘no parece español’».

Internacionales

Matesanz, que confiesa que «una sola película buena me compensa muchas de las malas», reconoce que «Oppenheimer me ha salvado el año». «Y hay más títulos a destacar, pero la grandeza de este filme, la lucidez narrativa de Nolan y su capacidad visual hipnótica me han bastado para seguir enamorado del cine un año más. Algo que no ha conseguido evitar, a pesar de sus denodados esfuerzos, ni siquiera una película como Ocho apellidos marroquís, que se basa en una colección de chistes rancios».

A Romaguera, que le cuesta quedarse solamente con una cinta internacional, lamenta además «no haber podido ver, en el momento de escribir estas líneas, la última película de Aki Kaurismaki, Fallen leaves, ni tampoco haberme podido adentrar en la propuesta tan estimulante como kilométrica como es la argentina Trenque Lauquen, de Laura Citadella». Aun así, se queda con unas cuantas: el «retorno del maestro Scorsese con Los asesinos de la luna; el fascinante divertimento que supuso Decision to leave, de Park Chan-Wook, la bellísima y tristísima Monster, de Hirakazu Kore-eda».

Solà también subraya la de Scorsese, quien «tras doctorarse en el cine de gánsteres traza su primera y brillante incursión en el western, empresa que confía a sus dos actores fetiches: Robert De Niro y Leonardo DiCaprio». También celebra esta historia que «profundiza en el racismo y la corrupción que marcaron a fuego la creación de una nación brotada de la sangre y la inmundicia humana, que escondió sus tragedias bajo la alfombra mientras se apoderaba de ella una epidemia de violencia».

En cambio, Rosselló prefiere Almas en pena de Inisherin y Rustin. «La primera es una profundamente triste y compleja historia ambientada en la Irlanda de principios del XX y confirma el talento de su director y guionista, Martin McDonagh, después de Tres anuncios en las afueras», detalla. En cuanto a Rustin, se fija en «la soberbia creación de un Colman Domingo que debería optar al Oscar». «Este magnífico actor ha vivido su mejor año gracias a su retrato del activista y gran artífice de la famosa marcha por los derechos civiles de la población negra que tuvo lugar en Washington en 1963».