El cineasta Atom Egoyan en la proyección del lunes en Palma. | AMIFF

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El cine de Atom Egoyan es uno reflexivo y personal. No solo pensado, sino que pretende hacer pensar sobre una sociedad que tiende a la alienación del individuo, ya sea por la supresión de emociones, la vertiginosa velocidad de la vida diaria o la mediatización constante de la tecnología en casi cada aspecto de la cotidianidad. Su más reciente filme, Seven veils, protagonizado por la reconocida actriz Amanda Seyfried, con quien trabajó en Chloe (2009), forma parte de la 14 edición del Atlàntida Mallorca International Film Fest, el cual ha traído al cineasta canadiense de origen armenio a la Isla.

Egoyan, buen conocedor de los festivales de cine del mundo (ha sido varias veces premiado en el Festival de Cannes, por poner un ejemplo) explicó a este diario que el Atlàntida le parece «algo único e inusual» debido a su «idiosincrasia». Confesó que era «la primera vez que oía hablar de él», pero se mostró encantado por «la combinación» y el «enfoque» que el certamen tiene al unir la filosofía del streaming (al ser de Filmin y, además, tener edición virtual) con la del visionado en lugares únicos, icónicos y al aire libre como fue el pase de su cinta en La Misericòrdia.

En cuanto a Mallorca, en específico, Egoyan detalla que es su primera vez aquí, pero ya planea su regreso, «quizá en septiembre u octubre», cuando tenga más tiempo para conocer mejor «otras partes» además de Palma. En palabras del canadiense: «Mallorca me parece sobrecogedora. Tienes una idea en la cabeza, casi de leyenda, sobre lo que es la Isla, pero luego vienes y es como un paraíso» y destaca, en especial, «la catedral», la cual le dejó impresionado al verla desde abajo y, también, al contemplar «las vistas desde su terraza».

En Seven veils, Egoyan narra la historia de Jeanine, una directora de ópera que recibe el encargo de sacar adelante el montaje de Salomé, de Richard Strauss que se basa en la obra de Oscar Wilde. Al trabajar en esta función, Jeanine se verá de nuevo frente a traumas del pasado causados por su propio mentor.

La idea de la trama le llegó a Egoyan al saber que se iba a hacer un nuevo montaje de Salomé en la vida real, en Canadá, y ante la cual pensó que «sería interesante crear una producción alrededor de ese montaje en el que el personaje de Seyfried empezó a emerger». Concretamente el de «una mujer que está montando esa obra y que atraviesa una crisis en su vida. Así, el silencio del personaje empieza a afectar a la misma manera en la que se ve a sí misma y eso se convirtió en un concepto muy poderoso para mí».

Egoyan también detalla que hizo propia esta historia a través de «la manera en que Jeanine se relaciona con los diferentes hombres de su vida: su examante, su padre, su marido, su nuevo amante, el hombre que interpreta a Juan Bautista en la obra, etcétera». También aparece el «legado de los hombres que crearon la obra: Richard Strauss y Oscar Wilde», de manera que «los siete velos son las diferentes capas de masculinidad entre las que Jeanine intenta avanzar, moverse y afirmar su propia identidad».

Una de las temáticas principales del cine de Egoyan es cómo la sociedad se muestra alienada y atravesada por la tecnología, algo que trata prácticamente desde los 90. Le preguntamos cómo lo ve ahora, casi 30 años después: «Cuando lo empecé a tratar yo mismo era nativo en esa tecnología. Lo de ahora es parecido, pero diferente. La sensibilidad es distinta. Antes había espacios privados, ahora todo es más directo y me interesa mucho».

Finalmente, Egoyan también se muestra interesado en la IA y sus beneficios para restaurar cintas antiguas y le resta importancia a la opinión de los críticos: «No puedes hacer nada. Cuando era más joven me importaba más, ahora sé que no puedes gustar a todo el mundo y ya está», destaca contundente.