El artista Pep Girbent y el galerista Frederic Pinya. | Marcos Augusto

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El artista Pep Girbent se define a sí mismo como un «coleccionista de imágenes». Rastrea las redes en busca de las mismas y las agrupa en carpetas para trabajos futuros. Son especialmente conocidas sus piezas sobre Godard y la Nouvelle Vague, entre otras. La galería Pelaires presenta este miércoles por la tarde Landscapes (after Tarkovski polaroids), una pequeña exposición de cámara basada en una serie de polaroids de Andrei Tarkovski. «Fue de los cineastas que me sedujeron, pero a diferencia de con otros autores, esta vez no trabajé con fotogramas de sus películas. Partí de una serie de imágenes de diferentes paisajes», señala el creador.

En el caso de la exposición que se presenta hoy, consta de cinco piezas colocadas a la misma altura y de las mismas dimensiones, que forman un todo unitario y que se podrán ver en el espacio Cabinet, en la planta superior de la galería. Durante el proceso de elaboración, el artista fue descartando imágenes hasta quedar en las cinco actuales. «Me quedé una serie muy delimitada de polaroids para recrear la atmósfera que quería». En cuanto a la selección de las piezas, Girbent introdujo un pequeño cambio pero que resulta sustancial en el relato expositivo: repitió una pieza.

De esta manera, a la serie finita de las cinco polaroids del cineasta, se le introduce un potencial infinito, ya que alguna se podría ir repitiendo en nuevas combinaciones, «creando nuevas series», aclara el artista natural de Sóller. La exposición sirve así de contrapunto a la que realizó, hace escasos meses, en el mismo centro y que estaba enfocada al gran formato.

El otro punto de partida, junto a la obra de Tarkovski, fue el interés de Girbent por la estética oriental, concretamente tras la lectura que realizó del ensayo El elogio de la sombra, de Tanizaki, un clásico de la estética que aborda como tema la importancia de la penumbra en el mundo oriental. «El arte japonés se centra en los ambientes cuidados y en la creación de climas», subraya el artista, que anteriormente ya trabajó sobre directores orientales como Wong Kar-wai o Kurosawa, y que reconoce que le sedujo llevar al formato de la pintura imágenes con una carga de penumbra. En el texto de la muestra, firmado por Arturo Castro, se afirma que ‘en las pinturas hay una renuncia explícita a la luz clamorosa del Mediterráneo en favor de una luz tamizada e incierta’.

Actitud

«Entiendo la actitud artística en el siglo XXI como una apertura en la que, pese a que existen filtros de calidad, uno puede hacer lo que quiera. Me gusta revisar y variar, repetir sobre obras de otros artistas. Esto es un modus operandi que está en conexión con el siglo que vivimos y con algunos paradigmas centrales de la modernidad», señala el artista, que adopta imágenes de otros creadores sobre las que realiza su propia aportación. «Mi ambición es hacer una pintura coherente con las nuevas reglas de juego, y que tenga sentido en un momento como el actual, con internet y la Inteligencia Artificial», matiza Girbent. «He trabajado también sobre repeticiones de la pintura, como en la serie de Velázquez. Esas pinturas llevan incluidas su propia paradoja», aclara este creador que no cree en la copia; cada margen de diferencia hace que una obra sea única.