Algunas de las galerías de arte de Palma deciden irse a la periferia de Ciutat. | Teresa Ayuga

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El arte y la cultura contemporánea se alzan en los rincones de la periferia de la ciudad palmesana a raíz del florecimiento de las galerías de arte alejadas del bullicio y de la agitación del centro urbano. Este movimiento emergente redefine los espacios, transforma las comunidades y acerca el talento a nuevos lugares que contrastan con las estructuras tradicionales del epicentro. Algunas de estas son La Bibi, en Establiments; Tube Gallery en Pere Garau; Fermay, en s’Escorxador, y L21 Home, en Arxiduc.

Detrás de las motivaciones que les han llevado a asentarse en los alrededores no están solo las cuestiones económicas, pues hay una búsqueda intencionada en la que cobra importancia el espacio, la creación de nuevas experiencias, y la inclusión del arte.

Antoni Ferrer, de la Fermay, en su galería de las afueras del Casc Antic. FOTO: TERESA AYUGA

En este marco, Antoni Ferrer, de galería Fermay, quiso encontrar «un lugar amplio y singular que se adaptara a las necesidades de sus proyectos». Además, señala que la luz natural, la amplitud y la altura de la que dispone motiva a los artistas y contribuye a la realización de exposiciones diferenciadas. De igual forma, para L21 «la ubicación y el espacio son muy importantes», así lo explica Zé Ortigão: «Nos gusta arriesgar y quisimos ir hacia la periferia para ver la reacción del público. Aquí encontramos una relación de barrio y nos gusta estar en este entorno, es menos comercial, lo cual contribuye a la personalidad de la galería».

Asimismo, existen otras intenciones. Para Marc Bibiloni, de La Bibi, fue la deslocalización del espacio: «La idea era deslocalizar desde el principio los proyectos, pero sobre todo la intención de generar experiencias». «Buscábamos un lugar que nos permitiera transformarlo con cada exposición», explica. «En nuestro caso venía más de una necesidad de poder transformar de una forma que sabíamos que arquitectónicamente no íbamos a poder hacer en el centro de Palma», añade. Además, su local en Establiments les está permitiendo llevar a cabo la cercana apertura de una nueva planta adherida para propuestas en pleno exterior.

Zé Ortigão, de la galería L21, posa en el espacio cercano al Parc de ses Estacions. FOTO: PERE BOTA

Por su parte, Axel Balazsi, de Tube Gallery, cuenta que su empeño responde a una cuestión sociocultural: «Pere Garau es una zona multicultural y entonces una galería de arte se integra muy bien para empezar discursos sobre qué es la cultura», además agrega que buscó un lugar «más industrial que tuviera una estética moderna». Igualmente, reconoce lo inesperado que puede parecer instalar una galería de arte en esta zona, sin embargo, confiesa que los artistas buscan un lugar donde «puedan explorar su propio lenguaje».

Por otro lado, estar alejados de la concurrencia diaria supone aceptar algunos desafíos como es el número de visitantes. No obstante, coinciden en estar satisfechos con su público, pues quienes acuden no son turistas o meros transeúntes, sino clientes o asistentes que intencionadamente llegan con cierto interés y conocimiento sobre la galería. Incluso La Bibi, la más retirada del núcleo cívico y al mismo tiempo la más cercana al paisaje verde del Mediterráneo, consta de una experiencia expositiva que ya se inicia en el propio recorrido hacia Establiments, según comenta.

En lo que concierne a la transformación de los barrios, las inauguraciones de nuevas propuestas artísticas atraen a un público amplio, tanto general como especializado, así como a artistas internacionales, nacionales y locales. En tal sentido, para Zé Ortigão «el mundo del arte presupone gentrificación, es una cosa mundial, es un lenguaje que no es único y específico de un determinado sitio, entonces hablar de gentrificación y hablar de arte es hablar de la misma cosa porque el arte lucha por la inclusión, por la igualdad o por temas políticos». No obstante, esclarece que «la gentrificación suele tener un aspecto negativo en términos de turismo, de saturación, etc., pero nosotros somos agentes de gentrificación de manera positiva».

Marc Bibiloni, de la Bibi Gallery de Establiments. FOTO: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

A su vez, Axel Balazsi apunta que sus intenciones no son gentrificar la zona de Pere Garau, «espero y entiendo que estamos contribuyendo a algo bueno». «La galería en sí misma no influye en esto, es el mercado en sí mismo», añade. De igual forma, Marc Bibiloni explica que con su apertura «han conseguido activar el panorama cultural que no existía anteriormente», pero que al ser una galería joven sus efectos no provocan una especulación, agrega.

En estos cuatro espacios se aprecia el talento joven y emergente con propuestas muy atrevidas y diversas desde pintura, escultura e incluso vídeo y performance en el caso de L21. Por otra parte, Tube Gallery, con tan solo un año de recorrido desde su apertura, registra cuatro exposiciones, una de ellas con el mallorquín Rafa Forteza, quien hace 20 años ya trazaba líneas artísticas en su estudio ubicado en la misma zona.

Educativo

Además, Balazsi tiene claro que sus intenciones son integrarse en la localidad y acercar sus exposiciones a todos, especialmente a los jóvenes. Por ello, persigue integrar su galería en métodos educacionales: «No solo queremos ser una galería comercial, sino convertirnos en un centro educacional de arte, y que haya este intercambio, además de los eventos y exposiciones». En este sentido detalla haber acogido a estudiantes de EIMA y haber realizado charlas con ellos explicándoles las prácticas artísticas. También este acercamiento a los estudiantes de este centro lo ha desarrollado la Fermay.

Axel Balazsi, de la Tube Gallery, ubicada en Pere Garau. FOTO: TERESA AYUGA

Por cuanto se puede adelantar de cara a la Nit de l’Art, todas ellas calientan motores con propuestas novedosas. Este evento organizado por Art Palma Contemporani es una oportunidad para acaparar la atención de nuevos espectadores. No obstante, Ferrer apunta que «está muy bien salir todos en tromba el sábado 21 de septiembre», pero concluye que durante el resto del año «todas las galerías desarrollan un programa de entre cuatro, cinco o seis exposiciones que también merecen la pena visitar».