El director de fotografía Mauro Herce posa en CineCiutat. | Jaume Morey

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El Festival MajorDocs continúa su andadura estos días en Palma y lo hace con la visita del director de fotografía y cineasta Mauro Herce, ganador de un Goya por la Fotografía del filme O que arde, de Óliver Laxe. Herce imparte mañana, a partir de las 10.00 horas, una conferencia que recopila sus Reflexiones ‘desordenadas’ en torno al cine y el proceso creativo, en el Estudi General Lul·lià, en la que cual abordará algnunos conceptos y técnicas que Herce utiliza para trabajar de forma abierta, libre y teniendo en cuenta el azar.

Herce, que también ha dirigido cintas como Dead Slow Ahead, es conocido por su trabajo como director de fotografía. Como tal ejerció en el filme gallego O que arde, que logró cuatro nominaciones a los premios Goya de los cuales se llevó dos: el del propio Herce y el de Benedicta Sánchez como Mejor Actriz Revelación.

O que arde incluye escenas reales de incendios forestales grabados in situ por el equipo, siendo imágenes reales y sin alteración. Herce recuerda que estuvieron «dos veces» rodando con el fugo, la primera de ellas «un poco a lo loco». Para entrar en calor, como quien dice.

En esa primera vez ya se dieron cuenta «de que sería complicado» porque llevaban un equipo pesado y todo era muy «impredecible». «Teníamos que movernos rápido», comenta Herce que rememora que en la segunda visita a los incendios fueron acompañados de brigadistas. «Velaban por nosotros, aunque nunca tuvieron que llegar a intervenir». Y eso que, tal y como destaca, «a veces me quedaba solo con la cámara fuera del camino para captar las mejores imágenes porque soy un loco de la grabación». A pesar de todo, «nunca fue peligroso, pero sí hubo momentos delicados».

Y aunque la improvisación es una gran parte de este filme por lo imprevisible del propio incendio, Herce iba ya preparado para poder captar el fuego y su luminosidad. «Una cosa buena que tiene el fuego y es que brilla siempre igual sin importar si es de día o de noche». Por ello, Herce tenía ya los datos necesarios previamente para poder captarlo todo lo mejor posible a pesar de «lo rápido que va todo» cuando uno está rodeado de llamas.

Por otra parte, Herce, que también ha trabajado en contextos de gran presupuesto y preparación previa, confiesa que «si la filmación ya tiene un componente adrenalítico, si le sumas el fuego ya vas como drogado». Y en resumidas cuentas detalla que le «estresan otras cosas» como las muchísimas reuniones y sesiones preparatorias a un rodaje en las que tiene que hablar y tratar con muchísima gente. El rodaje en sí no es más que «un placer».

Herce, que tiene varios proyectos en marcha este mismo año, también habla de que ahora mismo el cine que pretende hacer reflexionar no es tan habitual, por lo que espacios como el MajorDocs son de agradecer. «El algoritmo está ganando» y por eso importa que «haya lugares donde sea un verdadero instrumento de reflexión poderoso». Y ello, haciendo entrar lo impredecible en la obra, el azar mismo, lo no buscado. La idea del cine ideal, en palabras de Herce, sería el que «mantiene el misterio del sentido del filme. Que sea secreto. Mejor es la obra cuanto más viva es y para estar viva ha de ser compleja como la vida».