Imagen de un buceador sobre una montaña de ánforas. | R.L.

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Naves griegas, romanas, galeones, submarinos y hasta el avión en el que se mató Ramon Franco (hermano del dictador). Estos son algunos de los pecios arqueológicos que se esconden bajo el agua en las costas de Baleares.

La identificación, protección y conservación de los yacimientos subacuáticos de las Islas sigue siendo a día de hoy la gran asignatura pendiente del patrimonio público balear. Los expertos saben que Mallorca es el territorio de España con más restos arqueológicos por metro cuadrado de costa y que además estos restos son de gran calidad y de gran variedad cronológica. Son de gran interés patrimonial, no solo en el conjunto de España, sino en la cuenca mediterránea.

Eso es así porque desde tiempos remotos las Islas han funcionado como un ‘cruce de caminos’, Mallorca ha sido y es un puerto estratégico para el comercio y para la defensa. A pesar de su riqueza patrimonial, en pleno siglo XXI Baleares no dispone aún de una carta arqueológica subacuática completa que identifique cuáles son esos restos, su estado de vulnerabilidad y su localización exacta. Esta es una herramienta imprescindible para prevenir expolios, como el que ha protagonizado una jubilada alemana, que fue interceptada a finales del pasado mes de octubre en el aeropuerto de Son Sant Joan. Intentaba sacar del país dos bolsas de monedas romanas y árabes. Tirando del hilo las fuerzas de seguridad han localizado más de 1.500 objetos de toda índole en sus propiedades, buena parte de ellos expoliados de yacimientos subacuáticos de las Islas.

Aunque este caso pueda llamar la atención por la calidad y el volumen de material robado no es sino la punta del iceberg. Hasta la fecha solo se han cartografiado en profundidad en Mallorca los yacimientos subacuáticos de las bahías de Alcúdia y Pollença. A ellos hay que sumar una parte de la Bahía de Palma en la que se localizó el pecio de Ses Fontanelles.

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En la bahía de Pollença, a pocos metros de la playa en Cala Sant Vicenç permanece sepultado un barco griego del siglo VI del que solo se extrajo su carga. Tras la campaña de excavación la nave fue cuidadosamente recubierta de arena ante la falta de medios para garantizar su extracción y conservación. Es el procedimiento habitual en las contadas excavaciones subacuáticas que se hacen en Mallorca.

Los restos extraídos en las distintas campañas están almacenados en el Museo de Mallorca, en obras desde hace una década por lo que no son visitables para la ciudadanía en este momento.

Además de los pecios ya excavados, se sabe que en las bahías de Alcúdia y Pollença hay barcos de la primera y la segunda guerra mundial. También un submarino de clase B-1, construido a principios del siglo XX que se hundió en los años cuarenta en unas maniobras de tiro. Se cree además que los restos del avión en el que murió Ramon Franco (hermano del dictador), al estrellarse contra el agua minutos después de despegar de la base militar del Port de Pollença, se ocultan también en algún lugar de la bahía. En el conjunto de Baleares se han localizado también galeones de época moderna y naves medievales. En este momento la Universidad de Valencia está excavando el buhonero púnico de Es Sec en Calvià.

Los tres mapas de yacimientos se completaron entre 2017 y 2019 a través de un plan trianual del Consell de Mallorca que no ha tenido continuidad. Incluso en los lugares que han sido objeto de importantes campañas arqueológicas, como el pecio griego de Cala Sant Vicenç (del siglo VI) no se han llegado a extraer las naves. Eso es así porque Baleares no dispone de un centro de arqueología subacuática preparado para la extracción, conservación e investigación.