Un cementerio suele ser un lugar trágico, donde familiares y amigos lloran la pérdida de sus seres queridos. Sin embargo, también puede ser un buen sitio en el que celebrar la vida, aunque sea de alguien que ya no está presente, al menos físicamente hablando. Ese ha sido el caso del ‘sus’ del Any Llompart, que ha tenido lugar este martes por la tarde en el cementerio de Palma.
La conmemoración es fruto de una colaboración multiinstitucional entre la Obra Cultural Balear (OCB), la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (AELC), el Institut d’Estudis Catalans (IEC), la Universitat de les Illes Balears (UIB), la Institució Francesc de Borja Moll, además del Govern y el Consell insular, a través del Institut d’Estudis Baleàrics y la Fundació Mallorca Literària, respectivamente, y el Ajuntament de Palma.
Además, también participará la Generalitat de Catalunya, desde la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). El coordinador del Any Llompart es el autor mallorquín Jaume C. Pons Alorda, quien, según anunció en redes sociales, próximamente desvelará la programación de los actos.
El primero en hablar en el encuentro, al lado de la tumba de Llompart, fue Antoni Llabrés, quien afirmó la voluntad de «celebrar, recuperar y divulgar» la figura de Llompart, un hombre que estuvo fuertemente vinculado a las instituciones citadas, lo cual «demuestra su carácter poliédrico y polifacético». En este sentido, Llabrés ha recordado, entre muchas proezas, que fue profesor de la delegación de Filosofia i Lletres de la UB y luego, en la UIB; vicepresidente de la Secció Filològica del IEC; cofundador de la AELC; director literario de Moll; presidente de la OCB durante la transición democrática y primer presidente de la Federació Llull.
Además, resaltó el «liderazgo cívico» en la lucha contra lo que llamaba la «llarga nit del franquisme» y a favor de la «cultura y lengua catalanas», con la «icónica imagen» de Llompart al final de la manifestación por la Autonomia, en 1977, «con el puño medio cerrado y exclamando ‘català, català i català’». Acto seguido, Llorenç Perelló y Guillem Ginard, director del IEB y director insular de Cultura, respectivamente, alabaron su «generosidad con los escritores más jóvenes» y su gran labor, que «ha hecho que estemos más orgullosos de nuestra identidad».
Sobre el Llompart más personal ha hablado Cèlia Riba, su sobrina y la de Encarna Viñas, quien destacó que «él lo único que quería era ser poeta, pero le tocó hacer todos los papeles del auca». Asimismo, afirmó que la dos características que definían a Llompart era «la bonhomía y la ironía». Y, sobre su obra, reconoció que «hablaba mucho de la muerte en sus poemas, pero eso era porque era una persona vital, le gustaba mucho vivir; la poesía era una forma de exorcizarla. No quería morir, pero le tocó hacerlo, como todos», apuntó. Biel Mesquida ha sido el encargado de recitar dos poemas, no sin antes denunciar la desaparición del catalán y de la literatura en los planes de estudio. Los poemas escogidos fueron uno sobre el invierno, incluido en Joc de l’amor i de les estacions, y otro de Joc de la mort i de les estacions, que habla sobre el final de la vida. Para acabar, las chelistas María Fernández e Irene Laguna interpretaron versiones de la Dama de Mallorca y El cant dels ocells.
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