La central del Parc BIT surte de energía a todo el complejo empresarial

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Sampol es hoy una multinacional que apuesta por la internacionalización como principal argumento de futuro. Carmen Sampol, hija de Gabriel y nieta del fundador -José-, es la consejera delegada de la empresa y es consciente de que el futuro pasa por el exterior.

Controla directamente las siete direcciones generales del grupo (recursos humanos, económico-financiera, logística y compras, desarrollo y organización, ingeniería, contratación y jurídica), aunque una de sus principales virtudes es saber delegar funciones. Es consciente, como ya lo fueron su padre y su abuelo, de que es muy importante rodearse de los mejores colaboradores para que la empresa funcione. Sampol es una empresa familiar, pero extremadamente profesionalizada. La eficiencia en el trabajo, como en la energía, es un valor fundamental para conseguir buenas rentabilidades.

Carmen, decepcionada, denuncia la inseguridad jurídica que reina en España, los cambios de normativas y condiciones que han paralizado inversiones por valor de más de 200 millones de euros. Se queja especialmente del RD 1/2012, que en la práctica supone que “no se pueden hacer más centrales de cogeneración. Estamos pendientes de la nueva ley, que fijará la retribución de la venta de energía”.

Sampol apuesta por nuevos mercados y durante 2012 abrió delegación en México DF, Bogotá y Panamá City. “Ha sido el paso que hemos dado para contrarrestar la bajada de proyectos en España y el RD 1 /2012, que nos ha hecho daño”, explica Carmen Sampol.

En los últimos meses, Sampol se ha adjudicado la rehabilitación y extensión de las centrales eléctricas de 20 ciudades de Mauritania por un importe de tres millones y medio de euros. Además, ampliará las redes eléctricas de unas islas en Cabo Verde por seis millones de euros.

La empresa tienen también diferentes sedes en España. “Desde Madrid se controla la inmensa mayoría de inversiones peninsulares, y desde Canarias, además de los trabajos que se realizan en las propias islas, se preocupan de nuestros intereses en África”.

Carmen Sampol afronta el futuro con optimismo, al tiempo que contempla el pasado y el presente con orgullo. Habla del trabajo realizado con entusiasmo, muy especialmente de la central eléctrica del Parc BIT, donde Sampol ejerce también de productora y distribuidora. El hospital de Son Llàtzer también funciona con una central de Sampol, tan limpia y silenciosa que que queda totalmente integrada en el complejo sanitario.

Una de las joyas de la empresa es la central de Madrid Barajas, que surte de energía en todos los aspectos al aeropuerto. Sampol se hizo con el concurso superando a las grandes empresas energéticas del Estado. Fue la primera instalación de cogeneración construida por Sampol en España. La multinacional mallorquina está orgullosa de haber ganado el concurso de Barajas. La historia se repite. Sampol dio un paso importante en su expansión cuando consiguió el concurso de balizamiento del aeropuerto de Barajas a principio de los 70. Cuarenta años después, la empresa demostró que continúa siendo puntera al adjudicarse la central de cogeneración del aeropuerto madrileño.

La generación de energía es la principal área de negocio del grupo, pero tiene aún retos pendientes. “Nos queda ser productores de energía eléctrica en régimen ordinario. Nuestros dos primeros proyectos se encuentran en Eivissa y Menorca. Aún estamos en trámites para obtener los permisos. Son centrales en base a gas. Venderemos energía al sistema. Nuestra apuesta son pequeñas centrales distribuidas por el territorio, cerca de los clientes y totalmente integradas medioambientalmente”, explica esperanzada y optimista.

Los países emergentes son los potenciales clientes de Sampol, ya que la empresa aporta tecnología, tanto en el ámbito energético como en el de los data center. “Tienen buena acogida”, explica.

Sampol apuesta así por la internacionalización.
De momento, una vez más, confían en la intuición y el trabajo bien hecho para superar una crisis que afecta a todos.