Isabel Mayor, alma del proyecto, hace tres años que está al frente de La Concepció, siguiendo un sueño de su padre. | Josep Bagur / Isabel Mayor

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Aunque la fama de la extracción de sal se la lleven Eivissa y Formentera, el patrimonio etnológico y cultural menorquín tiene en su haber una tradición salinera que se remonta hasta el siglo XVIII, con diversos ejemplos repartidos por el territorio, como las salinas de Tirant, de Mongofre o de Addaia. La recuperación de las salinas de la Concepció en Fornells fue el sueño que tuvo el empresario Pedro Mayor cuando compró la finca. Desde hace tres años, su hija Isabel ha retomado el reto de producir flor de sal en Menorca con el propósito de convertir también la reserva La Concepció en una salinera abierta al turismo sostenible.

Cuando uno visita por primera vez La Concepció se da cuenta de que acaba de pisar un trozo de paraíso trasplantado en la tierra de una belleza indomable. “El primer objetivo que me planteé era recuperar el proyecto de la salina, pero con el propósito de hacerla sostenible y complementaria al concepto global de Menorca como Reserva de la Biosfera”, explica Isabel Mayor Garau, alma emprendedora de este nuevo proyecto. “La apertura al público permite que puedan contemplar la extracción manual de la sal, su comercialización limitada y observar un paraje que se integra en los atractivos de lo que supone el recorrido del Camí de Cavalls”, cuenta ilusionada Isabel.

Hace tres años dejó París y su trabajo audiovisual para tomar el testigo de su padre, con una ilusión desbordante y un libro a medio acabar. “Primero, como objetivo primordial, queremos limpiar y recuperar las salinas. Contamos con el apoyo de una subvención del programa europeo Leader pero también del programa de voluntarios que puse en marcha y que ha hecho venir hasta Fornells gente de todo el mundo que aprovecha sus vacaciones para ayudarnos”, explica.

“Hemos conseguido recuperar el 65%, pero queda mucho trabajo por hacer. Desde 2006, la zona donde se encuentra la reserva ha sido reconocida por el Govern Balear como ANEI (Espacio natural de especial interés) y por la Unión Europea como Lugar de Interés Comunitario, de especial protección para las aves.

“La tercera pata del proyecto nos gustaría que fuera la explotación del campo por medio de la permacultura, un diseño de las instalaciones agrícolas que van de acuerdo con parámetros de sostenibilidad. Cotos para setas, para espárragos, para la recuperación de la salicornia o del hinojo marino, entre otros”, dice. “Tanto el GOB como el OBSAM me están ayudando en una vertiente didáctica y medioambiental”, añade la promotora. “Es muy importante conseguir la rentabilidad y el mantenimiento de este lugar para que pueda estar como está, que surja de estas tres actividades que proponemos y que se retroalimentan entre ellas”, concluye Isabel.

FLOR DE SAL
La producción de flor de sal de la reserva de La Concepció empezó en 2012 y el año pasado comercializaron sus primeras unidades. “Nos hemos focalizado en un producto souvenir de flor de sal, un producto delicatessen que está de moda en el mercado aunque a largo plazo nos gustaría producirla para queseros y el mundo de la estética”, explica Mayor.

“También hemos fusionado la flor de sal con especies como el romero, el pimentón, la pimienta, el jengibre o el eneldo para conjugarla mejor en la gastronomía. De hecho, estamos a punto de iniciar un nuevo proyecto de kilómetro cero para los cocineros gourmet de la isla, con el propósito de que se queden la primera capa de sal que se recoge, que es muy compleja de guardar pero que ellos podrían aprovechar muy bien en sus comidas”, detalla.

“Somos una salinera pequeña y no pretendemos una producción intensiva. De momento, la comercialización en Menorca está funcionando bien y este verano hemos hecho una incursión en Inglaterra, aunque nuestro recorrido es limitado”, concluye. Este año, además, han abierto una tienda en la finca para la venta después de las visitas que reciben.

FUTURO
Todavía queda un largo recorrido para conseguir que las cincuenta y tres hectáreas de la reserva La Concepció se conviertan en una finca sostenible y económicamente rentable. “Estamos invirtiendo muchos recursos porque, pese a las ayudas, esto es un pozo sin fondo. La esperada figura de las Paradas en el Camí de Cavalls sería ideal para el turismo activo, ecológico y cultural que pretende tener Menorca, al que nos queremos sumar como un lugar protegido que podemos poner en valor”, remarca Isabel Mayor. “Queremos ser una explotación que tenga poca huella y en estos tres años recuperando las salinas nos hemos volcado en que sea así. Ejemplo de ello es la autolimitación que nos hemos impuesto en la extracción manual de la sal, que nos reporta una cosecha muy reducida”, sostiene Isabel. La extracción se produce únicamente en verano porque de octubre a mayo, las salinas de La Concepció quedan inundadas. Con el viento seco del norte, la cristalización de escamas es grande pero los vientos húmedos del sur dejan una sal más pequeña. Caprichos de la producción.