Primeros compases del mes de enero de 2015. Deseos y promesas que cumplir, ilusión renovada tras el breve paréntesis navideño. ¿El año de la recuperación definitiva? ¿De la creación de empleo? ¿Del adiós definitivo a la crisis? Menorca no parece que haya cambiado su hoja del calendario. Será porque el pulso empresarial turístico está en coma profundo durante estos meses, sin actividad aparente, en una paz interior que muchos pagan a precio de oro, alguno de ellos incluso con la vida. Parece dar la sensación de que las uvas, en esta isla, deberíamos comerlas el 30 de abril. Además, en estas horas soleadas de calma invernal, suenan tambores de guerra entre la patronal hotelera menorquina y la Conselleria de Turisme del Consell Insular por una falta de entendimiento a la hora de establecer la promoción turística. Por lo que me cuentan, es una salida del guion establecido sin más consecuencias. Las elecciones para renovar la cúpula de Ashome coinciden siempre con las elecciones al propio Consell y, por lo tanto, es todo una cuestión de matices, nervios y encajes en función de cómo sople la Tramontana. El representante de los hoteleros dice que hasta Formentera va mejor que Menorca. No es una cuestión de tamaño, es una cuestión de posicionamiento y de ideas claras, le diría yo.
La hora de los sensatos
Palma16/01/15 0:00
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