ORÍGENES. El padre de Josep Caules era pescador y su madre, cocinera. En los años 70 abrieron un restaurante en el corazón del puerto de Ciutadella, una pequeña taberna de pescadores conocida como Bar Balear, donde servían tapas a base de pescado y marisco. La verdad es que el propietario del Cafè Balear no se incorporó al frente hasta 1984, ya que estuvo trabajando durante ocho años en el sector bancario. El café de pescadores se acabó transformando en restaurante gracias a su buena cocina, convirtiéndose en un lugar de peregrinaje para locales y visitantes.
En 1995 se vieron forzados a tener que cambiar de local por unas desavenencias administrativas, lo que les obligó a abandonar su cuna de origen. “Emocionalmente fue muy duro pero tuvimos la fortuna de encontrar un local, unos metros más hacia la dársena. Nos trasladamos en tres semanas. Se nos cerró una puerta pero se nos abrió otra”, explica Josep Caules.
La fidelidad perenne a un producto fresco, sumada a un equipo humano atento y muy comprometido, se fueron convirtiendo en marca de la casa para consolidar su lugar como restaurante de referencia. “Somos como una gran familia. Estamos todos muy implicados en el día a día. Este verano hemos trabajado más de 40 personas y hemos tenido algunos días con mil servicios. Me siento muy orgulloso de la estima que todos sienten por trabajar aquí”, explica Caules emocionado. Este año han llevado a cabo una reforma integral de todo el edificio para ofrecer una imagen más actual.
El segundo restaurante del grupo Café Balear es una pizzería cuya dirección asumieron en 1991, un negocio distinto pero en cuya filosofía sigue cohabitando una apuesta por el producto de calidad. “Nos hicimos cargo con mucha ilusión pero también con la visión que el personal que no se necesitaba durante el invierno pudiera seguir trabajando. Esto fue realmente lo que nos empujó”, detalla Caules.
El año pasado sumaron un tercer restaurante con la apertura de un espacio con el que no solo recuperaban un antiguo edificio de Ciutadella en la Plaça Pins, sino que también recuperaban la tradición del vermut. “Lo abrimos pensando en ampliar nuestra oferta gastronómica con un pequeño homenaje a las tapas que mi madre preparaba”, explica. A este recorrido también se han sumado sus hijos Josep y Francesc, que participan como responsables de sala en dos de los tres restaurantes. Actitud y aptitud que Bep Caules ha sabido capitanear a lo largo de todos estos años con el reto de superarse cada día. El futuro del grupo Cafè Balear todavía puede deparar sorpresas.
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