La decisión y el carácter emprendedor de Sintes, liderando la revolución del sector durante los años de posguerra hasta transformar la empresa heladera en la primera marca líder en el sector español, sumado a una importante vocación exportadora frente a las circunstancias más duras y los racionamientos de materias primas como el azúcar, la capacidad de innovación o incluso un incendio inesperado, demuestran que las adversidades del hoy no eran distintas del ayer, y sin embargo, no se renunciaba al liderazgo.
Apellidos ilustres del olimpo empresarial menorquín como Montañés, Vidal Venturini, Mascaró o Taltavull a los que la cita empresarial celebrada la semana pasada en es Mercadal ha estado recordando estos últimos años, deberían hacer reflexionar a las generaciones actuales sobre las excusas que hoy nos ponen tan fácil de acuerdo que no se puede. Y no lo digo con el objetivo de mirar por el retrovisor para lamentarse de lo que fuimos o lo que tuvimos, sino para coger impulso y conseguir la excelencia en lo que estemos haciendo.
El periodista Víctor Lapuente reflexionaba en su libro “El retorno de los chamanes” que la velocidad a la que caminamos depende de dos factores: el tamaño de los pasos y la frecuencia. A menudo los grandes pasos suelen acabar en grandes caídas mientras que los pequeños pasos, más fáciles, despiertan la confianza y permiten tomar velocidad. Lapuente afirma que donde hay que aglutinar las energías está en conseguir una alta frecuencia de pasos y no en su longitud.
El Centre Bit de Alaior lo podemos interpretar como un gran paso o un pequeño paso. Yo lo interpreto como un paso firme hacia la creación de un clúster de referencia. Fuimos una potencia industrial y emprendedora pero todos somos conscientes que es casi un milagro que con los costes de la doble insularidad puedan existir todavía fábricas. Se mantienen aquellas que saben dar valor añadido a lo que producen y nacen sinergias muy prometedoras como la que han protagonizado recientemente Quesería Menorquina y Sa Cooperativa del Camp. Si nos lo proponemos podremos seguir siendo una isla de servicios para el sector turístico sin renunciar a una industrialización basada en la especialización. El reto es hacerlo lo mejor posible sin el todo vale.
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