Jaume Julià reparte ahora su tiempo entre Catalunya y Balears. De momento, está tres días en Barcelona y dos en Palma.

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Jaume Julià ejerce desde el pasado 11 de diciembre de director territorial de Cajamar en Catalunya y Balears. Después de un año y diez meses alejado del mundo de la banca para ejercer la máxima responsabilidad en un empresa mallorquina del sector agroalimentario, y como las dos partes se echaban de menos, se reincorporó a Cajamar el dos de octubre del pasado año como director en Balears. Poco después, sumó Catalunya a sus ocupaciones. Incondicional del Atlético de Madrid, se fía más del trabajo constante que de la suerte y no duda en asegurar que afronta sus nuevas responsabilidades con pasión.

De nuevo en Cajamar, ¿ha sido fácil el retorno?
Después de 18 años en Cajamar me propusieron un proyecto en una empresa líder en el sector agroalimentario balear que no pude rechazar. La entidad me concedió una excedencia y durante un año y diez meses he vivido una experiencia muy intensa. He conocido por dentro un sector complicado, pero con profesionales que lo viven intensamente. Ya era partidario, y ahora más que nunca, de que el dinero recaudado con el impuesto turístico se dedique en buena parte al mundo rural. Los agricultores son los artífices de que las Islas sean tan bonitas y tienen muchas dificultades para mantener sus explotaciones. Volví el pasado dos de octubre como director de Balears, que era mi cargo anterior. No me ha costado reengancharme. Me apasiona el mundo de la banca. Poco después, me ofrecieron la posibilidad de responsabilizarme también de Catalunya. Y, evidentemente, acepté.

En Balears, tiene un conocimiento casi personal de los diferentes actores, en especial del sector agroalimentario. En Catalunya, no.
Cajamar es una entidad financiera muy especializada en el mundo agroalimentario, pero atiende a cualquier sector. En Catalunya, en los últimos años se ha comenzado a trabajar de forma preferente con el sector primario, pero queda mucho trabajo por hacer. El potencial agro es muy importante en Catalunya, tiene mucho más peso que en Balears. Las posibilidades de crecer son enormes. La idea es que Cajamar se convierta en la entidad financiera de referencia para el sector agroalimentario catalán y también en otros sectores, como el turístico.

¿Cuál es su principal reto?
Que Catalunya y Balears sean un motor importante para Cajamar.
No puede obviarse la apuesta por la economía social de Cajamar en Catalunya.
Cajamar es una cooperativa de crédito y, por tanto, hemos de prestar especial atención a la economía social. Me refiero a las cooperativas agrícolas, pero también a las cooperativas de enseñanza, a las de trabajo, a las de consumo…

En todo caso, Cajamar siempre se ha caracterizado por disponer de productos específicos para el primer sector.
Es así. Tenemos el ADN agro. Disponemos de seguros agrarios, préstamos para adelantar subvenciones… Además, cada vez que hay un problema climático estamos al lado de los agricultores para ofrecerles financiación en condiciones muy favorables. Nos adaptamos a las necesidades de cada cliente.

¿Cuál ha sido su primera decisión como nuevo responsable de Cajamar en Catalunya?
Conocer a la gente. No me gusta adoptar ninguna decisión sin conocer al personal. Me he entrevistado con el personal de la dirección territorial y con todos los directores. Creo que haré un buen equipo en Catalunya.

¿Y el Procés?
Soy un espectador más. He podido comprobar que algunas inversiones se han paralizado. El dinero es miedoso. Desde el respeto más absoluto solo pido estabilidad.